“A partir del 1° de diciembre, un avión de Frontex nos ayudará a detectar a los traficantes de personas, a ver las rutas que utilizan y así estar prevenidos de antemano”, anunció el domingo 28 de noviembre el ministro de Interior francés, Gerarld Darmanin.
Se trata de la única medida concreta tomada en una reunión acerca de la situación migratoria en el Canal de la Mancha entre delegaciones francesas, belgas, alemanas y holandesas, junto con la policía criminal europea Europol y la de fronteras Frontex.
Los británicos no acudieron. Y es que el presidente Emmanuel Macron los desinvitó después de que su par en Londres, Boris Johnson, publicara una carta en la que decía que devolvería a Francia a todos los migrantes que cruzaran el trozo de mar que comparte Reino Unido con tres países europeos.
Vigilar la venta de barcos
La crisis migratoria se vive desde hace décadas en el sur de Europa pero ahora ha explotado en el norte. La Unión europea busca evitar más dramas como el de la semana pasada, cuando fallecieron 27 migrantes intentando alcanzar las costas británicas por bote.
Las acciones concretas decididas el domingo, dijo Darmanin, se enfocarán en reforzar la inteligencia y el intercambio de información entre países, como por ejemplo para vigilar la venta de barcos o motores, en cooperación con Turquía y China. Pero sin embargo poco más salió de esta reunión.
La solución no pasa solo por la acción policial, dicen los expertos, sino también por un nuevo pacto migratorio, ahora que Reino Unido ya no forma parte de la UE.
La alcaldesa de Calais pide más acciones para hacer frente a la situación explosiva que se vive en la zona, en la que miles de migrantes se agolpan para intentar pasar a Reino Unido. Por ejemplo, pide la creación de centros de acogida o retención como los que existen en Grecia o Italia, centros financiados por Bruselas.
La Comisión Europea propuso en septiembre de 2020 adoptar un nuevo pacto sobre migración y su aprobación está estancada. Pide un proceso adecuado para examinar y registrar a los inmigrantes, para evitar que lleguen incluso hasta a la costa norte de Europa.
Situación grave en el terreno
Mientras tanto en el terreno se agrava el desespero. Después de las canoas, los kayaks, ahora algunos migrantes fabrican balsas para cruzar. Para evitar los detectores de calor humano en los camiones de suministro, algunos intentan pasar metidos en camiones refrigerados, según dijo a RFI funcionario de Catholic Relief Services.
Pierre Roques, coordinador de la ONG L’auberge des migrants, denunció las medidas contraproducentes. «Con la militarización de estas fronteras, la única solución para los migrantes que quieren cruzar es poner su destino en manos de los traficantes. Cuantos más policías haya, más traficantes habrá. La militarización aumenta matemáticamente el número de cruces y de coyotes. No vemos cómo podemos evitar otras tragedias”, contó.
Gérald Darmanin dijo el domingo que los inmigrantes de Calais no querían pedir asilo en Francia, pero no mencionó que muchos tienen miedo. Un joven de Sudán explicó a RFI que quería quedarse en territorio francés pero temía ser devuelto a Malta, donde dejó sus huellas dactilares al llegar a Europa.
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