Algunas ciudades abren sus cafés, otras sus escuelas y la vida intenta retomar su curso con precauciones en un planeta paralizado por la pandemia, que causó más de 302.000 muertos y continúa causando estragos en países como Estados Unidos, Brasil o Rusia.
Más de cinco meses después de que el covid-19 apareciera en China, el mundo va aceptando la idea de convivir con las limitaciones y el miedo impuestos por este nuevo coronavirus, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) quizá «nunca desaparezca».
Y paralelamente, se redoblan los esfuerzos para reactivar la economía, sumida en una recesión sin precedentes.
La primera economía europea, Alemania, confirmó el viernes una caída de 2,2% en su actividad en el primer trimestre, y espera una bajada anual de 6,3%.
Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), el volumen de las transacciones mundiales registrará una «caída de dos dígitos» en casi todas las regiones del mundo. Este viernes, los ministros de Finanzas de la zona euro se reunirán virtualmente para abordar su respuesta ante la crisis.
Pionera en materia de desconfinamiento, Austria dio un paso simbólico este viernes y reabrió sus restaurantes y cafeterías.
Fanny y Sophie, dos estudiantes de 19 años, esperaban con impaciencia poder retomar sus costumbres en el Café Goldegg, cerca del museo Belvedere.
«Para nosotras, fue difícil que estuviera cerrado todo esto tiempo, lo echábamos de menos y volveremos tan a menudo como podamos», dijeron, desayunando en una mesa.
Un ambiente relativamente animado que contrastaba con el de Venecia, donde la ausencia de turistas hizo que hasta las palomas abandonaran la plaza San Marcos, a falta de visitantes que las alimenten. «Sin turistas, Venecia es una ciudad muerta», señaló Mauro Sambo, un gondolero de 66 años.
Entretanto, Alemania se prepara para reanudar la liga de fútbol este fin de semana, con los partidos a puerta cerrada, y Eslovenia, que declaró el «fin» de la epidemia en su territorio, anunció que reabría sus fronteras.
– «Volver al trabajo» –
Sin embargo, las medidas de distanciamiento social siguen vigentes en todo el mundo.
En Francia, donde se registraron más de 27.000 fallecidos, los ciudadanos aprovecharán el primer fin de semana de desconfinamiento para tomar el aire y buscar una zona verde donde respirar.
«Necesito verdaderamente hacer ejercicio, después de trabajar toda la semana en una oficina», declaró Sylvie Bosredon, habitante de la región de París, que planea salir a caminar este fin de semana entre Fontainebleau y el valle de Chevreuse, al sur de la capital, convencida de que la excursión le ayudará a «oxigenarse».
El país sigue regido por numerosas restricciones, aunque muchas playas fueron autorizadas a reabrir y el primer ministro, Édouard Philippe, invitó a la población a empezar a planear las vacaciones estivales.
Además, el país anunció este viernes la primera muerte de un niño por una enfermedad parecida a la de Kawasaki, que se cree que podría estar vinculada a la covid-19.
Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, donde se confirmaron más de 85.900 muertos, el presidente Donald Trump invitó a los ciudadanos a «volver al trabajo». Casi el 15% de la población activa está en paro, un récord.
Mientras que las playas de las inmediaciones de Los Ángeles reabrieron, Nueva York, capital económica del país, sigue paralizada. Con más de 20.000 muertos, habrá que esperar a junio para saber cuándo podrán reabrir sus tiendas y restaurantes.
«Todas las razones por las que estamos [en Nueva York], los restaurantes, los conciertos… han desaparecido», se lamentó Hans Robert, responsable informático de 49 años.
– «Genocidio» en Brasil –
En América Latina, donde se registraban este viernes un total de 25.662 muertes y 451.556 casos oficialmente diagnosticados, Brasil es el país más afectado, con casi 14.000 decesos.
En agosto, Brasil podría llegar a 90.000 fallecidos a causa de la pandemia, según una proyección del centro estadounidense que asesora a la Organización Panamericana de Salud (OPS), que anticipa que para ese entonces, México, Perú y Ecuador rozarán los 6.000 fallecidos y Argentina, los 700.
Según Christopher Murray, director del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (IHME por sus siglas en inglés), que asesora a la OPS, Brasil alcanzará el pico de la epidemia a fines de junio, y señaló que el invierno austral «probablemente empeorará las cosas».
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva afirmó que temía que la oposición feroz del presidente Jair Bolsonaro a aplicar medidas de confinamiento desemboque en «un genocidio».
«El gobierno transforma a quienes están preocupados por el coronavirus en enemigos y eso no puede dar buenos resultados. Como soy católico, rezo para que el pueblo brasileño escape de este genocidio causado por responsabilidad de Bolsonaro», advirtió Lula, de 74 años, en una entrevista con la AFP.
– ¿Esperanza? –
Rusia es otro de los países en los que la pandemia se está ensañando. Cada día se detectan unos 10.000 nuevos casos, lo que llevó a la alcaldía de Moscú a anunciar un programa de detección de un alcance «único en el mundo».
En África, en cambio, la pandemia no ha causado de momento estragos como se temía y ha dejado menos de 2.500 muertos, pero la OMS advirtió en un estudio este viernes que el continente podría alcanzar hasta 190.000 fallecidos.
La pregunta de numerosos expertos es cuál es el verdadero balance del coronavirus en el mundo, ya que cuando se compara el número de decesos de este año, con el de años anteriores, sin contar los fallecidos por coronavirus, la cifra de muertos es muy superior.
Por ejemplo, 12.428 personas murieron en Italia de la covid-19 entre el 20 de febrero y el 31 de marzo. Pero en el mismo período, las autoridades constataron 25.354 muertos más que el promedio de los cinco últimos años.
¿Son esos 12.900 fallecidos «sin explicación» víctimas invisibles del nuevo coronavirus?
En medio de estos datos tan pesimistas, a veces se perciben rayos de esperanza: una vacuna podría estar disponible en el plazo de un año, según un escenario «optimista» planteado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
Se han lanzado más de 100 proyectos en el mundo y se realizan una decena de ensayos clínicos para intentar encontrar un remedio a la enfermedad.
La Unión Europea insistió en que la vacuna sea «un bien de utilidad pública» y que su acceso sea «equitativo y universal».
AFP
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