El fallo de la Corte Suprema que despeja el camino para que el gobierno de Donald Trump niegue casi todos los pedidos de asilo de los centroamericanos fue descrito por activistas como una “sentencia de muerte” para muchos migrantes que le escapan a la pobreza y la violencia de sus países.
La nueva política permite rechazar las solicitudes de asilo de toda persona que pase por otro país camino a Estados Unidos sin pedir primero asilo allí.
Los migrantes que llegan por tierra a Estados Unidos desde sitios como Honduras, Guatemala y El Salvador ya no podrán pedir asilo, lo mismo que cualquier africano, asiático o sudamericano que trate de ingresar a suelo estadounidense a través de México.
“Nuestra Corte Suprema está sentenciando a la gente a muerte. Y no hay garantías, no hay instituciones que paren esta crueldad”, dijo la organización de ayuda a los migrantes Al Otro Lado en un comunicado.
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El gobierno mexicano dijo que el fallo era “impresionante”. El impacto de la nueva política se sentirá con fuerza en México, que deberá hacerse cargo de decenas de miles de migrantes pobres y desesperados, que ya no tendrán esperanzas de ser admitidos en Estados Unidos.
El comisionado interino del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza Mark Morgan dijo que la decisión de la Corte Suprema representaba una “gran victoria” del gobierno de Trump en sus esfuerzos por contener la llegada de migrantes.
Un nicaragüense que ha estado esperando en Ciudad Juárez para solicitar asilo en Estados Unidos podría ser de los afectados por la medida. Dijo que se fue de su país después de participar en varias acciones de desobediencia civil contra el gobierno.
Cruzó Honduras camino al norte, lo que implica que tendría que volver a esa nación sacudida por la violencia para pedir asilo bajo la nueva directiva. Pidió que no se usase su nombre porque declaraciones suyas difundidas por la prensa en el pasado generaron represalias contra su familia, según dijo.
“El presidente de Nicaragua es amigo del presidente de Honduras y lo que podría hacer el presidente de Honduras es enviar de vuelta a los nicaragüenses a su país”, manifestó. “Si vuelvo a Nicaragua, sería y procesado por los delitos que se me imputan: terrorismo y alta traición al gobierno de Nicaragua”.
En Tijuana el jueves por la mañana, Ngoh Elliot Takere, de Camerún, se paró a metros de territorio estadounidense y se sintió abrumado por la frustración tras enterarse de que probablemente no sea admitido su pedido de asilo en Estados Unidos. Lleva dos meses esperando que llamen su número para hacer la solicitud.
Este fabricante de muebles de 28 años dijo que se fue de su país, que está en guerra, después de ser detenido por la policía por ser parte de una minoría angloparlante. Fue liberado con la condición de que se vaya del país porque de lo contrario sería asesinado, según dijo.
Afirmó que los militares quemaron la casa de su familia y mataron a su madre.
Al mencionarse la posibilidad de que Estados Unidos no acepte su solicitud de asilo, respondió: “No puedo pensar que eso va a suceder”.
“En Estados Unidos sé que recibiré protección”, agregó.
No está claro por ahora cómo ni cuándo entrará en vigor la nueva norma de asilo de Estados Unidos, ni cómo afectará a las 45.000 personas que fueron enviadas de vuelta a México para que presenten su solicitud allí y esperaban turno para hacer el pedido.
La orden de la Corte Suprema dada a conocer el miércoles deja sin efecto temporalmente una decisión de un tribunal inferior que había bloqueado la nueva política sobre asilo en algunos estados de la frontera. Ahora Trump puede hacer cumplir la directiva en cualquier lado mientras se sigue ventilando el tema en los tribunales.
La decisión contradice lo que fue la postura estadounidense durante décadas.
“¡GRAN VICTORIA del asilo en la frontera en la Corte Suprema de Estados Unidos!”, proclamó Trump en un tuit.
Las juezas Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor se opusieron al fallo.
“Una vez más, la rama ejecutiva emite un fallo que revierte viejas prácticas en relación con los refugiados que buscan amparo de la persecución”, escribió Sotomayor.
Las personas que piden asilo deben someterse primero a un interrogatorio en el que tienen que demostrar que sienten un “miedo creíble” de volver a su país, un obstáculo que la mayoría supera. Bajo la nueva política, no pasarían ese obstáculo a menos que hayan pedido asilo en algún otro país y la solicitud haya sido rechazada. Se les iniciaría un proceso de deportación rápida y serían transportados a sus países.
El abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles que representa a grupos de activistas en este caso, Lee Gelernt, dijo que “esta es una medida temporal y esperamos prevalecer al final del día. Están en juego las vidas de miles de familias”.
Morgan sostuvo que el gobierno de Trump está “haciendo todo lo que puede” para lidiar con lo que describió como la crisis de la frontera.
Los migrantes con solicitudes válidas “deberían pedía ayuda y asilo en el primer país al que llegan”, expresó Morgan el jueves en Fox News. “No deberían pagarle a carteles miles de dólares, arriesgar sus vidas recorriendo 1000 millas (1600 kilómetros) y cruzar varios países para recibir ayuda”.
AP
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