Un plan de estímulo de la Unión Europea para insuflar vida en las economías golpeadas por la pandemia del coronavirus pendía de un hilo el domingo, mientras los líderes debatían sobre cómo diseñar un vasto fondo de recuperación y los compromisos que deberán cumplir los países beneficiarios.
Después de tres días de reuniones en Bruselas, los 27 estados de la UE seguían buscando un compromiso, aunque la cumbre estaba lejos aún de la duración récord del bloque, establecida en la ciudad francesa de Niza hace 20 años.
Mientras los líderes seguían discutiendo un fondo de recuperación que saque a Europa de su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, diplomáticos decían que no está claro si darán por finalizado el encuentro y volverán a intentarlo el mes próximo o seguirán negociando durante la noche.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, dijo a Reuters que lo mejor es que se acuerde un plan de ayuda “ambicioso” en lugar de un pacto rápido a cualquier costo.
“Lo ideal es que el acuerdo de los líderes sea ambicioso en términos de tamaño y composición del paquete (…) aunque tome algo más de tiempo”, afirmó.
Sobre la mesa está un paquete de 1,8 billones de euros (2,06 billones de dólares) para el próximo presupuesto a largo plazo del bloque y para el fondo de recuperación.
Los 750.000 millones de euros propuestos para este fondo serían obtenidos en los mercados de capital por el brazo ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, y destinados casi por completo a los golpeados países del arco mediterráneo.
Un grupo de países norteños ricos y “frugales” presionan por un fondo menor, al tiempo que buscan limitar la proporción entre subsidios y préstamos repagables, en unas tensas reuniones que han subrayado la profunda división norte-sur en la UE.
Para la tarde, en reuniones en las que los participantes llevaban mascarillas, diplomáticos dijeron que se buscaban unos 350.000 millones de euros en subsidios -por debajo de los 500.000 millones propuestos- como un posible compromiso con el ahorrador norte, aunque Italia se oponía a las condiciones que Holanda quería adjuntar cuando se desembolse el dinero.
“El volumen de los subsidios es el asunto decisivo”, señaló un diplomático.
También había diferencias sobre un nuevo mecanismo propuesto sobre el imperio de la ley que podría congelar la financiación de los países que incumplan los principios democráticos, indicaron los enviados.
Hungría, apoyada por su euroescéptica aliada Polonia, amenazó con vetar el paquete si el desembolso depende del cumplimiento de condiciones de apoyo a la democracia que buscan algunos estados más liberales en el norte y el oeste del bloque.
El primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, dijo que tales condiciones son necesarias para salvaguardar los valores democráticos que son la columna vertebral de la UE. “Europa no es una tienda en la que puedes elegir lo que quieras. Europa es, por encima de todo, los valores que protegemos”, señaló.
Para algunos, la cumbre es un momento decisivo en los casi 70 años de integración europea, y el fracaso en la consecución de un acuerdo en mitad de una crisis sanitaria y económica sin precedentes plantearía serias dudas sobre la viabilidad del y pondría nerviosos a los mercados financieros.
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