Un tribunal francés decretó el jueves que el certificador alemán de las prótesis mamarias defectuosas PIP deberá indemnizar a 605 mujeres por un monto total de más de 10 millones de euros (unos 11 millones de dólares).
AFP
A instancias de una denuncia en 2018 de 1.319 mujeres, en su mayoría británicas, una sala de lo civil del tribunal de Nanterre, en las afueras de París, «condena a la sociedad alemana TÜV Rheinland (…) a indemnizar a 605 de ellas por los perjuicios que sufrieron», dijo la presidencia del tribunal.
En mayo, la Corte de Casación de Francia confirmó la responsabilidad de TÜV en el escándalo y abrió la vía a la indemnización de ciertas víctimas.
El caso estalló en 2010 cuando el regulador francés detectó una tasa anormal de ruptura de estas prótesis, fabricadas por Poly Implant Prothèse (PIP) con un gel de silicona no homologado para uso médico y empleado normalmente en equipos electrónicos.
En total, casi un millón de estas prótesis fueron implantadas entre 2001 y 2010. El número de víctimas en el mundo se estima en 400.000, muchas de ellas en América Latina, donde se presentaron denuncias en países como Argentina, Brasil y Venezuela.
El fallecimiento en 2019 de Jean-Claude Mas, fundador de PIP, puso fin a los procedimientos contra la compañía francesa, pero los procesos contra el certificador alemán, que no señaló las fallas, continuaron.
El tribunal de Nanterre subraya que «la incoherencia, desde 2002, entre la cantidad de gel encargado (por PIP) y el número de prótesis producidas había constituido una anomalía evidente en el proceso de fabricación» y que TÜV debería haberlo detectado.
La abogada de la empresa, Christelle Coslin, rechazó que la responsabilidad del certificador alemán se remonte a 2002 y dijo a la AFP que aconsejará a su cliente recurrir la decisión judicial.
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