Cuando Jeffrey Epstein apareció muerto en su celda del Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, muchas de sus víctimas recibieron la noticia con furia:
—¡No va a dar la cara en los tribunales ante las sobrevivientes de sus abusos! —dijo una.
—Ahora nunca voy a poder ponerle punto final a esto —otra.
—Hasta eso nos quitó —una tercera.
Por
Ese mismo era el destino al que se habían resignado las víctimas del Golden State Killer: tras cuatro décadas de investigación, seguía como un misterio sin resolver. Cada tanto alguna pista nueva revivía su dolor: en 2001, por ejemplo, se determinó que el violador serial del norte de California era la misma persona que cometía asesinatos seriales en el sur del estado. Eso lo puso en las grandes ligas del crimen, junto al Merodeador Nocturno (Richard Ramirez, 14 asesinatos en dos años) y el Asesino del Zodíaco, nunca descubierto.
Cuando se seguía el rastro de unas manchas de pintura, que no condujeron a la detención de Joseph DeAngelo, realizada en 2018 gracias al ADN, la Víctima 5 logró sacarlo de su vida: “Ya lo he perdonado. Fue un peso demasiado grande que cargué durante demasiado tiempo”, dijo en 2013. Otras fueron a la tumba sin haber tenido la oportunidad de cerrar las heridas, como Debborah Strauss, quien murió en 2016.
Pero muchas de las sobrevivientes de sus violaciones y los familiares de los asesinados tuvieron, por fin, 34 años más tarde, la oportunidad de enfrentarlo en los tres días de audiencia que el juez Michael Bowman, titular del Tribunal Superior de Sacramento, habilitó para que hablaran, antes de condenar a DeAngelo. El proceso se cerró este viernes 21 de agosto, cuando el Golden State Killer recibió una sentencia 11 sucesivas cadenas perpetuas sin opción de libertad condicional, más otras 15 cadenas perpetuas adicionales, por 13 homicidios y 50 violaciones.
DeAngelo, un ex policía y ex mecánico, de 74 años, desorientó a los investigadores de 11 condados de California durante las décadas de 1970 y 1980. Detenido, a cambio de no recibir la pena de muerte, confesó haber atacado a 87 víctimas. Nunca se sabrá exactamente la cantidad.
Al leer su dictamen, Bowman expresó su deseo de que “los sobrevivientes encuentren algún cierre, algo de paz, y al menos un poco de justicia”. Tras la larga enumeración de los delitos impuso muchas de las cadenas perpetuas de manera consecutiva, es decir que se deben cumplir una después de la otra, no al mismo tiempo, con lo cual la cantidad de años es simplemente imposible para un humano. Como el juez también indicó que no es posible la libertad condicional en la mayoría de los delitos, DeAngelo morirá en la cárcel. Dado todo lo que se escuchó, agregó Bowman, “el acusado no merece clemencia”.
La coartada perfecta: ser policía
Primero se pensó que se trataba de tres personas diferentes: un asaltante de casas en el Valle Central de California, un violador serial en el norte del estado y un asesino serial en los condados vecinos a Los Angeles. Luego algunos detalles parecieron delinear una hipótesis peor: en una de las primeras casas robadas, el asaltante había intentado secuestrar a una adolescente y el padre, que quiso impedirlo, terminó asesinado. ¿Fue Claude Snelling el primer muerto que dejó el Golden State Killer, el 11 de septiembre de 1975? ¿Era posible que los tres delincuentes fueran, en realidad, una misma persona?
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