La población de Guayaquil, la segunda más castigada por la covid-19 en Ecuador, salió este domingo a ejercer su derecho al voto con precaución ante la alerta de un repunte de contagios y muertes que recuerda la dureza con la que la enfermedad se cebó con ella hace exactamente un año.
Cristina Bazán / EFE
A diferencia de la primera vuelta del 7 de febrero, hoy no se registraron largas filas ni aglomeraciones fuera de los recintos electorales de esta ciudad, pues su población salió poco a poco a votar.
«La situación es muy fuerte. Todos los hospitales están llenos y hay que protegerse, más que todo a la familia y a las personas de la tercera edad con las que vivimos», señaló a Efe María Elena Caravajo, quien llegó cerca de las 07.30 horas al colegio Calicuchima, en la ciudadela Sauces 8, en el norte de Guayaquil.
PRECAUCIÓN EXTREMA
Con traje de bioseguridad, parecido al que usan en los hospitales, Caravajo llevaba doble mascarilla y un visor para evitar «correr cualquier riesgo».
Y aseguró a Efe que votaría por el empleo, pues aunque no ha sido despedida, tiene familiares y amigos que quedaron sin trabajo durante los días más duros de la pandemia y no han podido volver a laborar.
«Voy a votar por (Guillermo) Lasso para ver si hay algún cambio porque con este señor (Andrés) Arauz, yo no sé, no queremos quedar cómo está ahora Venezuela», aseguró en referencia a los candidatos centroderechista y el correísta, respectivamente, que quieren suceder a Lenín Moreno en la Presidencia desde mayo próximo.
También Paola Alvarado tomó todas las precauciones antes de ingresar en el colegio Simón Bolívar, uno de los más grandes de Guayaquil y donde hubo aglomeraciones durante varias horas en la jornada de primera vuelta. No hoy.
«Vine con doble mascarilla pues cuidándose todo se puede. Hemos venido con mi hija y con todas las medidas de bioseguridad», señaló.
Tras sufragar con mayor tranquilidad y rapidez que en febrero, Esperanza Lino opinó que las elecciones debieron aplazarse por la situación en la que se encuentra la ciudad pues es «un momento muy complicado con la epidemia».
Y es que Guayaquil pasa por uno de sus peores momentos de la emergencia sanitaria desde marzo y abril de 2020, cuando por un colapso sanitario y funerario ciudadano debieron convivir por varios días con los cadáveres de sus familiares en las viviendas.
Otros los sacaron a las calles en medio de un dramatismo que cruzo fronteras a través de las pantallas de televisión y redes sociales.
Según las cifras oficiales, Guayaquil bordea los 30.000 contagios comprobados por PCR, y es el cantón más castigado de la provincia del Guayas, la segunda más golpeada por el virus, después de la andina de Pichincha, con cerca de 120.000 positivos.
SITUACIÓN CRÍTICA
Desde hace varias semanas, las autoridades de salud del Municipio advierten que la situación es «crítica» pues las unidades de cuidados intensivos de todos los hospitales están llenas y los contagios y muertes se han disparado.
«¿83 muertos en UN DÍA en Guayaquil? Una cifra que nos hace recordar los peores días de la pandemia y que debería demostrarle a todos que la covid-19 no es un juego», escribió en Twitter la alcaldesa de la ciudad, Cynthia Viteri, el pasado viernes.
Tras sufragar en el colegio 28 de mayo, también en el norte de la ciudad, la regidora exhortó a los guayaquileños a esperar los resultados en sus casas: «Estamos en pandemia, las reuniones están prohibidas».
En general, la jornada transcurre con normalidad en la mayoría de los colegios electorales, salvo algunas excepciones debido a la instalación tardía de las mesas.
«Esta vez ha venido mucha menos gente que en febrero», señaló una de las funcionarias del Consejo Nacional Electoral (CNE) que estaba en la Universidad Vicente Rocafuerte.
Entre los jóvenes el voto está dividido. Algunos de los consultados por Efe señalaron que quien gane tendrá que sacar al país de la crisis.
En los comicios, los ecuatorianos tendrán que decidir si votan por el centroderechista Guillermo Lasso, apoyado por el partido que lleva más de 20 años al frente del Municipio de Guayaquil, o por el correísta Andrés Arauz, que durante la primera vuelta le sacó casi 10 puntos de diferencia a su contrincante.
«Decidirse por una propuesta es difícil. Yo creo que el que gane lo va a hacer bien», dijo Leticia Jara, que a su 24 años enfrenta su segunda elección presidencial.
Gabriel Intriago, de 18 años y quien acude por primera vez a sufragar, espera promesas cumplidas: «Quiero que mejore nuestra calidad de vida, que haya cambios y creo que esta vez sí lo van a lograr estos candidatos. Espero que gane el mejor», señaló.
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