Donald Trump y Kamala Harris piden este martes el voto a los latinos cuando faltan dos semanas para una de las elecciones más reñidas de la historia contemporánea de Estados Unidos.
Con empate técnico en las encuestas sobre intención de voto, la vicepresidenta demócrata de 60 años y el expresidente republicano, de 78, invierten cientos de millones de dólares en un último empujón para convencer a los votantes indecisos e inclinar la balanza a su favor.
Alrededor de 18 millones de estadounidenses ya han votado por correo o en persona, lo que representa más del 10% del total en 2020. Y en estos comicios el nivel de participación podría ser el factor decisivo para conseguir las llaves de la Casa Blanca.
En unas elecciones en las que cada voto cuenta, los candidatos tratan de atraer a comunidades enteras como los afroestadounidenses y los latinos.
Al menos 17,5 millones de hispanos votarán en estos comicios, según el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO).
Así que pueden marcar una diferencia, sobre todo en los siete estados llamados bisagra o pendulares porque no se inclinan por ningún partido sino que eligen en función del candidato.
La mayoría de los latinos vota por los demócratas pero Trump ha arañado votos hispanos desde que irrumpió en política, sobre todo entre los hombres.
Harris concede este martes una entrevista a la cadena en español Telemundo, que por la tarde difundirá unos fragmentos y la publicará entera el miércoles.
Es muy probable que se centre en el poder adquisitivo, lo que más preocupa a estos votantes, y al resto de los ciudadanos, y el acceso a la vivienda.
Donald Trump, cuya retórica antimigración se radicaliza cada día, participará en una mesa redonda con votantes latinos desde una de sus propiedades en Florida.
Más tarde irá a Carolina del Norte, donde ya estuvo el lunes, para un acto de campaña sobre economía.
Rara vez se ciñe al tema en sus mítines. Suele perderse en monólogos y proferir amenazas sobre el uso del ejército contra aquellos que discrepan con él, a quienes llama «el enemigo desde dentro».
Sea cual sea el resultado electoral, los estadounidenses harán historia el 5 de noviembre: eligiendo a una mujer para el cargo o al primer presidente con una condena penal a sus espaldas.
Algunas encuestas dan una ligera ventaja al republicano, pero dentro del margen de error.
El expresidente todavía se niega a aceptar su derrota en las elecciones de 2020 frente al demócrata Joe Biden, lo que hace temer que impugne el resultado si pierde.
Dos visiones
Harris cuenta con dos bazas en el tramo final de la campaña: Barack y Michelle Obama.
El expresidente demócrata y la ex primera dama darán mítines en los próximos días en tres de los siete estados clave.
Los demócratas critican la aptitud mental y física de Trump para ocupar el Despacho Oval.
Pero los mítines del republicano se llenan con una marea de simpatizantes incondicionales, convencidos de que es víctima de persecución política.
Los demócratas también tratan de atraer a los republicanos moderados que se han desengañado con la retórica y los escándalos de Trump.
Harris se presenta como una «guerrera alegre» que quiere pasar página a los años de Trump y avanzar hacia una nueva generación de liderazgo político.
El expresidente conservador promete por su parte una deportación masiva de inmigrantes en situación irregular y atraer empresas a Estados Unidos imponiendo aranceles de 100%, e incluso de 200%, a los productos fabricados en el extranjero.
AFP
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