En Francia, la eutanasia y el suicidio asistidos están prohibidos. Algunos franceses intentan ir a otros países vecinos, como Suiza o Bélgica.
AFP
«Es inadmisible que en Francia se llegue tan tarde» a esta cuestión de la eutanasia y del suicidio asistido, suspira la centenaria, instalada en una silla en su apartamento con vistas al bosque de Haya, cerca de Nancy.
«Sufro cada día más y ya no es tolerable. Solo hay una solución, y es la eutanasia. Lo intenté en Suiza, no me aceptaron; y en Bélgica, es complicado. Sin embargo, considero que tengo todos los criterios», explica a la AFP la mujer de ojos azules, que nació el 6 de marzo de 1920.
Desde el lunes dejó de comer. Bebe agua y té y solo ingiere sus medicamentos para el dolor.
“Duermo, hago algunos juegos tontos en la computadora, veo películas en la tele, pero me duermo antes de que terminen. ¿Tú llamas a eso vida? ¡Yo no! ¡Qué vida de pendeja!” «Vino el médico y no está muy contento», dice con una sonrisa traviesa.
En la puerta de una cómoda llena de objetos diversos, colgó un cartel, fechado y firmado, recordando sus instrucciones: «No quiero ser reanimada y no quiero cuidados intensivos».
Sus manos son delgadas, su antebrazo izquierdo está como abollado, después de una fractura, y su pie derecho está «torcido» desde una operación quirúrgica.
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