Los expertos reiteran: la pandemia va a empeorar antes de que empecemos a ver una mejoría.
Estados Unidos comienza hoy su primera ronda de vacunaciones contra el covid-19. Después de la aprobación de emergencia por parte del Gobierno federal el pasado viernes, 2,9 millones de primeras dosis, elaboradas por Pfizer y BioNTech, han dejado ya los almacenes para ser administradas a personal sanitario y en las residencias de ancianos. Un desembarco esperado que, sin embargo, no alcanzará a grandes porciones de población por lo menos hasta la primavera.
Argemino Barro | El Confidencial
Los expertos reiteran: la pandemia va a empeorar antes de que empecemos a ver una mejoría. El despliegue de la vacuna tiene muchos actores. El Gobierno federal ha financiado los esfuerzos y aprobado los resultados, pero son los gobiernos estatales los encargados de decidir cómo y a quiénes se destinarán las dosis. Las farmacéuticas han elaborado la vacuna y las empresas privadas de mensajería, FedEx y UPS, la llevarán a 636 instalaciones capaces de almacenarla a 70 grados bajo cero. Desde allí aún no conocemos los detalles de cómo o a quién, o en qué números, se administrarán. Muchos estados todavía están diseñando su estrategia. Así que aún quedan interrogantes.
Una vez sean vacunados los primeros de la lista, el personal médico de alto riesgo y los ancianos de las residencias, ¿quién vendrá después? El Centro de Control de Enfermedades ha proporcionado una guía, pero son los estados quienes deciden, y varias industrias los están presionando para ser ellas quienes la reciban primero. Los sectores de la alimentación, la hostelería o las aerolíneas utilizan argumentos de salud pública para convencer a las autoridades.
Más allá de que puedan así, efectivamente, evitar otros brotes, vacunar a sus empleados también es una manera de volver a poner en pie sus negocios. No es una decisión fácil. Según datos del Gobierno, más de la mitad de los estadounidenses desempeña trabajos considerados “esenciales”. Técnicamente, por tanto, habría decenas de millones de potenciales candidatos a recibir la vacuna en los próximos meses: desde doctores a periodistas, profesores, psicólogos, cajeros, conductores de autobús, azafatos, técnicos de telecomunicaciones o químicos.
La industria cárnica está influyendo muy activamente en estas decisiones. Casos como el de la planta de Sioux Falls, en Dakota del Sur, donde los empleados trabajaban durante horas codo con codo, prueban el potencial para el contagio y su consecuencia en la cadena de suministro alimenticio del país. Las corporaciones Cargill, Smithfield Foods y Perdue Farms, dice ‘The Wall Street Journal’, llevan semanas insistiendo públicamente, y algunas hasta han ofrecido sus instalaciones frías y su personal para ayudar a almacenar y distribuir las vacunas.
El virus arrasa EEUU
“Cuando no somos capaces de operar con seguridad para nuestros empleados, lo que sucede es que tenemos una acumulación de comida”, declaró KatieRose McCullough, directora de asuntos científicos y regulatorios del North American Meat Institute, al portal MarketPlace. Los empleados del empaquetamiento de carne, añadió, están especialmente expuestos al virus, dado que, además de trabajar juntos en espacios cerrados, suelen vivir en zonas rurales con pocos recursos médicos.
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