Extremadamente peligroso”, dijo el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, sobre el huracán Laura que este miércoles tuvo un estrepitoso aumento de categoría 3 a 4 en la escala de Saffir-Simpson.
Vientos de hasta 220 kilómetros por hora se esperan en las próximas horas ante la amenaza de Laura en las costas estadounidenses y mexicanas del Golfo, junto a una crecida de las aguas.
Debido a esto más de 400,000 personas de los condados de Jefferson, Orange y Jasper y en la ciudad isleña de Galveston han tenido que evacuar antes de que la tormenta, los vientos e inundaciones se tornen peligrosos.
Para evitar contagios de COVID-19, las personas que se encuentran en refugios se rocían las manos con desinfectante de forma continua, además, mantienen su sana distancia y los sitios cuentan con “controles de temperatura”.
Meteorólogos estiman que Laura toque tierra entre la noche de este miércoles y la mañana del jueves, cerca de la frontera entre Texas y Luisiana.
El ciclón temporal tendrá “enormes olas destructivas causará daños catastróficos” en la costa, dijo el NHC.
Se estima que la marea alta penetre hasta 50 kilómetros tierra adentro y que la crecida de las aguas sea de entre 4,5 y 6 metros por encima del promedio.
Sin embargo, el NHC anticipa que tendrá un “rápido debilitamiento una vez que Laura toque tierra”.
Advierten que habrá lluvias de entre 130 y 250 milímetros, con algunos picos de casi 400 mm en el oeste de Luisiana y el este de Texas.
Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo que la Guardia Nacional del estado se dirigía a las comunidades costeras con vehículos de alta mar y helicópteros de rescate para prepararse para el impacto de Laura. El administrador de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), Pete Gaynor, dijo el martes que un equipo ya estaba desplegado en la región.
Mientras que el gobernador de Louisiana, John Edwards, dijo el pasado lunes en una conferencia de prensa que “este tiene el potencial de ser el huracán más fuerte que ha golpeado desde el huracán Rita”, refiriéndose al huracán de categoría 5 de 2005.
Asimismo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidió a los residentes de las zonas afectadas que “escuchen a los funcionarios locales”.
“Laura es un huracán muy peligroso y se intensifica rápidamente. “Mi gobierno sigue colaborando plenamente con los administradores de emergencias estatales y locales”, dijo Trump a través de su cuenta de Twitter.
La coincidencia de la marea de la tormenta de Laura con la marea alta a lo largo de la Costa del Golfo desde High Island en Texas hasta Morgan City en Louisiana, podría resultar en que el nivel de las aguas suba hasta 3 metros.
Dicha condición mantiene amenazadas a las principales refinerías de petróleo de Lake Charles en Louisiana y de Beaumont y Port Arthur en Texas, ubicadas cerca de la costa.
Por lo que la industria energética ha reducido la producción de crudo a un mínimo que se aproxima al nivel de el del huracán Katrina de 2005, y deteniendo la refinación de petróleo.
De acuerdo al CNH la tormenta se convirtió en un huracán cuando su centro se movió hacia el noroeste sobre Cuba a 26 kilómetros por hora y se espera que traiga una tormenta peligrosa en la región costera desde el Paso de San Luis en Texas hasta la desembocadura del río Mississippi.
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