Las autoridades australianas han incautado un total de 3.404 huevos en una operación contra el comercio ilegal de aves silvestres. La incautación, realizada el pasado 9 de julio en una propiedad en Granton, Tasmania, se llevó a cabo en el marco de una investigación europea de gran escala.
Los huevos confiscados tenían un valor estimado entre 400.000 y 500.000 dólares australianos (aproximadamente 256.000 y 320.000 dólares estadounidenses). Estos huevos habían sido ahuecados, es decir, se les había retirado la clara y la yema, dejándolos únicamente como objetos decorativos, informó el Departamento Federal de Cambio Climático, Energía, Medio Ambiente y Agua (DCCEEW).
Un hombre de 62 años está siendo investigado en relación con el caso, aunque hasta el momento no se han realizado arrestos. “El hombre presuntamente estuvo involucrado en la recolección y cosecha de huevos de aves silvestres y en el comercio de huevos de aves nativas australianas y de aves incluidas en la CITES con personas en el extranjero”, señaló un vocero del DCCEEW.
La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) es un acuerdo internacional que busca proteger a las especies en peligro mediante la regulación de su comercio. Australia es uno de los más de 180 países que forman parte de esta convención, que abarca más de 40.000 especies.
Este caso pone en relieve el auge de los delitos ambientales y contra la vida silvestre a nivel mundial. “El tráfico ilegal y los delitos contra la vida silvestre se están convirtiendo rápidamente en una amenaza para nuestras especies que ya están en riesgo de extinción”, advirtió la ministra federal de Medio Ambiente, Tanya Plibersek.
Las sanciones por infringir la Ley de Protección del Medio Ambiente y la Biodiversidad de 1999 en Australia son severas. La interferencia con aves amenazadas y migratorias puede conllevar una pena de hasta siete años de prisión y multas de hasta 138.600 dólares australianos (unos 88.704 dólares estadounidenses). Por otro lado, la exportación e importación de especímenes nativos y listados en la CITES puede ser castigada con hasta 10 años de prisión y una multa de 330.000 dólares australianos (211.200 dólares estadounidenses).
Investigadores están trabajando para identificar las especies a las que pertenecen los huevos confiscados. Se espera que entre estos se encuentren ejemplares de especies raras y en peligro de extinción, como el pardalote de cuarenta manchas, el loro veloz y el tímido albatros. El pardalote de cuarenta manchas, por ejemplo, es una especie que se encuentra únicamente en la Isla Bruny de Tasmania y de la que se estima que quedan solamente alrededor de mil individuos.
El ecologista de aves marinas y playeras, Eric Woehler, enfatizó que el valor de los huevos tiende a aumentar a medida que las especies disminuyen, lo que dificulta su recuperación natural. “Existe un incentivo aún mayor para recolectar estos huevos antes de que se extingan”, señaló.
La ecologista de Tasmania, Dra. Sally Bryant, afirmó a ABC News que este tipo de recolección probablemente ocurre más de lo que se imagina. “Estamos muy conscientes de este tipo de actividades, pero son moral, ética y legalmente corruptas”, afirmó.
La redada que llevó a la incautación de los 3.404 huevos en Tasmania es parte de una operación europea más amplia que ha resultado en la incautación de más de 56.000 huevos en total. Esta operación implica la recolección, el comercio, la compra y la venta ilegales de huevos de aves tanto en Europa como a nivel internacional.
Las autoridades están realizando análisis detallados de los huevos recolectados. El análisis incluye en gran medida un examen físico de los óvulos, pero también se considera la identificación del ADN. Los huesos de la colección han sido descritos como maduros, lo que significa que tenían la clara y la yema eliminadas antes de ser vendidos.
“El tráfico ilegal y los delitos contra la vida silvestre se están convirtiendo rápidamente en una amenaza para muchas de nuestras especies que ya están en riesgo de extinción. Tenemos que acabar con este terrible comercio en el que nuestros animales nativos son capturados en la selva australiana y enviados al extranjero para ser vendidos” declaró Plibersek, destacando la urgencia de abordar este comercio ilegal.
El caso ha generado preocupación sobre la extensión de este tipo de delitos. Se espera que el sospechoso australiano comparezca ante el tribunal en una fecha posterior. Las autoridades siguen rastreando la red de comercio ilegal, que involucra a personas tanto en Australia como en Europa.
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