El abogado suizo Dante Canónica, presunto testaferro del exmonarca Juan Carlos I, declaró ante un fiscal de Ginebra que el rey emérito español impulsó la creación de una «estructura» para recibir del rey de Arabia Saudita unos 100 millones de euros y evadir el pago de impuestos.
Por RT
La declaración de Canónica, a la que pudo acceder el diario El Español, tuvo lugar el 24 de agosto de 2018, y se refiere a una reunión mantenida con Juan Carlos I en el Palacio de la Zarzuela en el año 2008, a la que también habría acudido un experto en gestión de fortunas llamado Arturo Fasana. En esa reunión, y siempre según la citada declaración, Juan Carlos I «preguntó si existía la posibilidad de crear una estructura para recibir esta donación».
«Le respondí que era importante que supiéramos la cantidad y que también era importante crear una estructura totalmente transparente, es decir, que Juan Carlos I apareciera como beneficiario efectivo», indicó Canónica al fiscal suizo Yves Bertossa.
Sin embargo, el fiscal cuestiona profundamente la transparencia de la operación. Porque finalmente la cantidad referida se remitió, según la investigación, a una cuenta de la Fundación Lucum en el banco suizo Mirabaud.
Esta fundación tiene sede en Panamá, y tanto Canónica como Fasana figuran entre los altos cargos de su organigrama, como presidente y secretario respectivamente. Según ha revelado este mismo martes otro periódico español, El Confidencial, en los estatutos de esta sociedad consta además la firma del propio Rey Juan Carlos I.
El fiscal también sospecha que la verdadera naturaleza de ese ingreso es una comisión ilegal derivada del proyecto de construcción del llamado ‘AVE del desierto’, el tren de alta velocidad que une las ciudades árabes de Medina y La Meca.
Generosidad, ‘puro regalo’, gratitud y amor.
Según declaró Canónica en la capital Suiza, él y Fasana pidieron al entonces rey de España que les garantizara que este dinero no procedía del cobro ilegal de una comisión. «Nos repitió varias veces que solo era una donación del rey saudí», afirma el declarante. Con la misma preocupación se reunieron posteriormente con el embajador saudí en EE.UU., Adel Al-Jubeir, quien les confirmó que el dinero que su rey pensaba donar a Juan Carlos I era un «pure gift» («puro regalo»).
Fue poco después de esta reunión, aún en 2008, cuando se abrió la fundación ‘offshore’ Lucum. Hubo además un segundo encuentro entre Fasana y Al-Jubeir, donde se trasladaron los datos de la cuenta bancaria donde se abonaría el dinero.
También hay en la declaración de Canónica una mención al momento en que descubren el monto exacto de la «donación», unos 100 millones de euros. «Llamamos a Juan Carlos I, que se quedó atónito al saber la cantidad que se había pagado. Pronunció una frase como ‘¡Oh Dios mío! Han sido muy generosos'».
La cuenta del banco Mirabaud fue cerrada por el exmonarca en 2012. Una conocida amiga de Juan Carlos I, la empresaria alemana Corinna Larsen (antes Corinna zu Sayn-Wittgenstein) fue la perceptora de los fondos que quedaban en la cuenta en ese momento, que ascendían a casi 65 millones de euros. Los recibió en otra cuenta abierta a su nombre en Bahamas, en el banco Gonet.
En una declaración fechada el 19 de diciembre de 2018, Corina Larsen aseguró ante el mismo fiscal suizo que Juan Carlos le transfirió 64,8 millones de euros «por gratitud y por amor», y más en concreto para «garantizar» su futuro y el de sus hijos. La investigación en curso, no obstante, también trata de determinar si la empresaria alemana fungió en realidad como testaferro.
Cabe recordar que los hechos investigados corresponden al periodo en que Juan Carlos I era aún rey de España, por lo que, según el artículo 56.3 de la Constitución del país, se hallaba protegido por la figura jurídica de la inviolabilidad, que consiste en la completa exención de responsabilidad penal.
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