La primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, visitó este viernes un centro de investigación contra el cáncer en Tampa, Florida, para impulsar el programa «Cancer Moonshot», que podría reducir la tasa de mortalidad por esta enfermedad en al menos un 50% durante los próximos 25 años, según la Casa Blanca.
EFE
Acompañada del director del Instituto Nacional del Cáncer, el doctor Ned Sharplessla, la primera dama estadounidense elogió el trabajo que realiza el H. Lee Moffitt Cancer Center & Research, el único centro oncológico integral de Florida designado por el Instituto Nacional del Cáncer.
El centro ubicado en Tampa (oeste) utiliza el programa Cancer Moonshot, que promueve la actual Administración para la detección precoz del cáncer.
«Están trabajando muy duro», señaló visiblemente complacida la primera dama, quien vestía un traje de chaqueta azul y llevaba mascarilla.
En estos momentos, el presidente, Joe Biden, y la primera dama han hecho un llamado a más estadounidenses para que se hagan las pruebas de detección de cáncer que no se realizaron debido a la pandemia de covid-19.
Jill Biden se reunió con investigadores del centro Moffitt, donde le mostraron el programa gratuito de detección de cáncer de piel denominado «Mole Patrol» (Patrulla Mole).
Además, visitó uno de los lugares más exclusivos de la institución médica, el Departamento de Oncología Matemática, según reseñan medios locales.
«Usamos las matemáticas para rastrear cómo progresa el cáncer y cómo deberíamos tratar a los pacientes a través de una terapia individualizada para cada paciente que entra por la puerta», explicó el doctor John Cleveland, vicepresidente ejecutivo y director del Moffitt Cancer Center.
«Lo hemos hecho muy, muy bien en términos de crear nuevos medicamentos personalizados, terapias dirigidas, ahora más recientemente inmunoterapias para tratar el cáncer, pero ¿qué hemos hecho realmente para prevenirlo?», preguntó el científico.
TRES OBJETIVOS «AMBICIOSOS» DEL PROGRAMA «CANCER MOONSHOT»
Lanzado por el presidente, Joe Biden, en 2016 cuando ocupaba el cargo de vicepresidente de la nación, el programa «Cancer Moonshot» está ahora más enfocado en la prevención del cáncer a través de las pruebas de detección.
Desde su lanzamiento, «Cancer Moonshot» estableció tres objetivos «ambiciosos»: acelerar el descubrimiento científico en el cáncer, fomentar una mayor colaboración y mejorar el intercambio de datos.
Ese mismo año, el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Curas del Siglo XXI, autorizando 1.800 millones de dólares en fondos para el «Cancer Moonshot» durante 7 años.
En febrero pasado, Biden anunció planes para reactivarlo con el objetivo de «acabar con el cáncer tal como lo conocemos», según la web del Instituto Nacional de Cáncer.
«El cáncer cambia a todos los que toca. De alguna manera, nos toca a todos. Para Joe y para mí, nos robó la alegría. Pero a través de ese dolor, encontramos el propósito de esta lucha para acabar con el cáncer tal como lo conocemos. #CancerMoonshot #WorldCancerDay», escribió la primera dama a principios de este mes en su cuenta oficial de Twitter.
El hijo del presidente, Beau, murió de cáncer cerebral en 2015 a los 46 años. Joe Biden lanzó el programa un año después, para reducir la tasa de mortalidad por cáncer a la mitad en los próximos 25 años.
CON LAS FAMILIAS DE LOS MILITARES
Tras su visita a Tampa, la primera Dama emprendió vuelo hacia el condado Miami-Dade, en el suroeste de Florida, para visitar la Estación Aérea de la Guardia Costera de los EE.UU. situada en la ciudad de Opa-locka.
Al pie del avión, Jill Biden fue recibida por John K. Tien, subsecretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
En Opa-locka, ambos tuvieron una conversación «privada» con familias de militares y un momento de lectura de libros en colaboración con Disney y la organización Blue Star Families, de acuerdo con informaciones suministradas a la prensa por la Casa Blanca.
Allí, la primera dama leyó fragmentos del libro infantil «Norman Didn’t Do It! (yes, He Did.)», de Ryan T. Higgins, según Local 10.
El objetivo del encuentro fue llevar el programa «Blue Star Books» a las familias de militares, como parte de la iniciativa Joining Forces (Uniendo fuerzas) del Gobierno.
Con más de 150.000 miembros en red, Blue Star Families quiere asegurarse de que «dondequiera que vayan las familias militares estadounidenses, siempre puedan sentirse conectadas, apoyadas y empoderadas para prosperar, en cada comunidad, en todo el país y en todo el mundo», según su web.
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