Viktoria Lukovenko preparaba el sábado una ensalada cuando las explosiones la hicieron correr hacia el refugio en una estación de metro de Kiev. Dos horas más tarde, cuando se levantó la alerta aérea, regresó a su cocina para pelar huevos duros y probarse ropa, decidida a no permitir que los misiles rusos arruinen sus planes para Año Nuevo.
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“Vamos a celebrar el Año Nuevo con nuestros amigos”, dijo a la AFP esta estudiante de 18 años. “Creo que es realmente genial que incluso en estas condiciones nos lo podamos permitir”.
La salva del sábado mató al menos a un hombre en Kiev e hirió a unas 20 personas, precisaron los responsables. También se informó de bombardeos en las regiones de Mikolaiv (sur) y Khmelnitskyi (oeste).
Sin embargo, en la capital, los habitantes afectados por diez meses de guerra aseguraron que no tenían intención de modificar sus planes de fiesta, muchos de los cuales implican reuniones durante toda la noche debido al toque de queda que dura de 23H00 a 05H00.
El cineasta Yaroslav Mutenko, de 23 años, estaba en la ducha cuando una explosión destrozó una esquina del hotel de cuatro estrellas Alfavito, cerca de su edificio.
Al ver a los socorristas acordonar la calle llena de escombros frente al hotel, aseguró a la AFP que también irá a casa de un amigo. “Nuestros enemigos, los rusos, pueden experimentar nuestra calma pero no pueden destruir nuestra mente”, destacó.
“El criminal de guerra Putin +celebra+ el nuevo año matando gente”, publicó en Twitter el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba.
Para Kirilo Timoshenko, jefe adjunto de la presidencia, la idea de Moscú de una celebración del Año Nuevo parece implicar “imágenes de edificios residenciales destruidos en Ucrania”.
Es importante estar aquí (en Ucrania)
Mientras se levantan las alertas aéreas, los habitantes de Kiev se amontonan en las estaciones de metro. Algunas mujeres ya visten las faldas tradicionales bordadas con colores vivos que llevarán por la noche.
Khristina, una analista financiera de 30 años -que solo aceptó dar su nombre de pila-, indicó a la AFP que actualmente vive en Noruega, pero no lamenta haber vuelto a casa para las vacaciones. “Es importante estar aquí (en Ucrania)”, comenta.
El año pasado, sus amigos habían organizado una fiesta para Año Nuevo sobre el tema de los vikingos, pero esta vez han previsto una reunión más discreta con menos comensales.
Los ataques del sábado suscitaron preocupación por la posibilidad de que se produjeran nuevos cortes de electricidad, que sumieron a millones de personas en la oscuridad en las últimas semanas.
Evgueni Starovoytov, de 45 años, compra fruta y sushi en un mercado del centro de Kiev y detalla haber planeado una noche tranquila en su casa con su familia acostumbrada a los cortes de luz.
“Tiene sus ventajas. Sin conexión, podemos jugar y hablar”, indica, agregando que normalmente es difícil arrancar a su hijo de siete años de las pantallas.
Sin embargo, no todo el mundo comparte este buen humor. Detrás del puesto donde vende caviar, Oleksi Tikhonov, de 40 años, lamenta la falta de clientes.
“El ambiente no está para fiesta y la gente no tiene dinero”, dice.
Para el año que viene sólo tiene un deseo: la victoria. “Lo esencial es que ganemos y cuanto antes”, resume.
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