Solo cuando abordó el avión que lo llevaría a Europa, el periodista Mratt Kyaw Thu se sintió seguro por primera vez desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero en Birmania.
Por AFP
«Me sentí a salvo cuando estaba en el avión, tras haber pasado migración en Tailandia», confía en entrevista con la AFP en Madrid, donde solicitó asilo tras llegar el 1 de junio.
«Ahí fue cuando empecé a sentirme un poco más libre», señala el periodista, quien fue puesto en la lista negra de la junta por sus textos sobre la represión de las manifestaciones opositoras.
Birmania es presa de disturbios desde que los militares expulsaran al gobierno civil de Aung San Suu Kyi el 1 de febrero, lo cual dio lugar a protestas masivas.
La junta las reprimió violentamente y detuvo a los supuestos disidentes en redadas nocturnas, incluyendo a periodistas, y también cerró órganos de prensa.
Más de 800 personas murieron, según una oenegé local.
Con 30 años, Mratt Kyaw Thu, conocido por sus escritos sobre la minoría rohinyá, ganó notoriedad por sus críticas a la junta tras el golpe de Estado.
En 2017 fue recompensado con el premio Kate Webb de AFP por su cobertura de los conflictos étnicos en Birmania.
– «Venían a por ti» –
«En la primera semana» tras el golpe, «los militares comenzaron a arrestar a periodistas y activistas, porque pensaron que eso impediría más protestas grandes», relata.
Temiendo su detención, Mratt Kyaw Thu abandonó su apartamento el 12 de febrero y no volvió más.
Vigilados por la junta, los periodistas generaban también cierta desconfianza entre la población, ávida de información pero recelosa de las noticias falsas. Además, informantes de la junta se hacían pasar por reporteros.
Según la organización Reporting ASEAN, 87 periodistas han sido arrestados desde el golpe, acusados de provocar miedo o propagar noticias falsas.
Birmania ocupó el lugar 140 de 180 países en la en la clasificación mundial de 2021 de Reporteros Sin Fronteras.
«Todos esperábamos el golpe en la puerta. A veces escuchabas pasos en las escaleras y pensabas que venían a por ti», recuerda el periodista.
«Incluso cuando llovía fuerte, la gente tenía miedo, porque sonaba como si fueran disparos», señala.
– «Vete de Rangún» –
Una imagen aún lo persigue, la de un militante del partido de Aung San Suu Kyi: «Fue arrestado y asesinado en detención, vertiendo agua hirviendo por su garganta», dice, recordando una foto del suplicio que tuvo oportunidad de ver.
«Me di cuenta de que no podía ser arrestado», afirma.
Días más tarde, un amigo llamó para advertirle que soldados patrullaban su calle. «Vete de Rangún inmediatamente», le aconsejó.
Pese a los controles, pudo llegar a la frontera con Tailandia gracias a la ayuda de amigos, oenegés y grupos rebeldes.
Pero incluso después de cruzar la frontera, Mratt Kyaw Thu no se sentía seguro, temiendo que las autoridades tailandesas lo deportaran a Birmania.
Tardó dos semanas en conseguir una visa para Europa y sacó un pasaje para Madrid gracias a sus relaciones con la agencia española EFE, si bien su periplo aún incluyó 39 días de retención en Frankfurt, Alemania.
Sintiendo algo de «culpa» ya seguro en Madrid, el periodista piensa en sus amigos que siguen en Birmania luchando por la democracia. «Pero por otro lado, si todos los periodistas están combatiendo a la junta, ¿quién redactará las noticias?», concluye.
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