La monarquía del rey Carlos III recibirá un aumento significativo en su ingreso anual que ascendería a más de 60 millones de dólares, a pesar de la creciente crisis del costo de vida que afecta al Reino Unido.
Los registros muestran que el Sovereign Grant, el mecanismo utilizado para financiar los gastos reales, saltará de más de 110 millones de dólares en 2024-25 a alrededor de 170 millones de dólares en el periodo 2025-26, debido a un aumento en las ganancias del Crown Estate, según publicó CNBC.
El Sovereign Grant se financia con el dinero de los contribuyentes y se usa para apoyar las actividades oficiales del monarca, así como otros gastos como viajes oficiales, miles de compromisos, personal y el mantenimiento de palacios ocupados.
Este incremento del 53% en los fondos también coincide con un periodo de altos beneficios provenientes del Crown Estate, una extensa colección de tierras y propiedades en todo el Reino Unido que incluye parte del real estate más caro de Londres. Un informe separado del Crown Estate divulgado el miércoles 24 de julio señaló que había generado beneficios por 1.400 millones de dólares.
Parte de este aumento en el financiamiento, según el informe anual sobre el Sovereign Grant publicado el martes 23 de julio, se destinará a las etapas finales de un proyecto a 10 años y 475 millones de dólares para restaurar el Buckingham Palace, que actualmente se encuentra en su octavo año. Este proyecto es solo uno de los muchos sostenidos con fondos públicos a través de este mecanismo.
Además, el rey Carlos III instaló paneles solares en el Castillo de Windsor y aumentó el uso de combustible de aviación sostenible para los vuelos reales. La casa real recibirá dos nuevos helicópteros en el próximo año para reemplazar aeronaves antiguas, hecho que el informe caracteriza como un “componente clave para la realización de compromisos por parte de Su Majestad, como Jefe de Estado, y otros miembros de la Familia Real”.
La fuente de financiación principal del Sovereign Grant es proporcional a los beneficios del Crown Estate, que es administrado independientemente y compuesto por activos valorados en miles de millones de dólares.
Este acuerdo implica que el rey cede los ingresos del Crown Estate a cambio de este financiamiento. Hasta el año pasado, la casa real recibía el 25% de los beneficios del Crown Estate, pero este porcentaje se redujo a 12%.
El aumento en el financiamiento ha generado reacciones adversas en redes sociales. El editor asociado del tabloide de izquierda The Mirror, Kevin Maguire, comentó en X que no había “crisis del costo de vida para el indulgente rey Carlos”.
La autora Shola Mos-Shogbamimu criticó la medida en X: “La Monarquía es un fraude. El rey Carlos se enriquece con 60 millones de dólares a costa del pueblo británico en medio de bancos de alimentos, crisis del costo de vida, un NHS quebrado y una profunda pobreza infantil. Es moralmente bancarrota y repugnante”.
El creciente descontento de la población se enmarca en un contexto en el que el Reino Unido ha visto sus salarios reales estancados por una década, dejando el salario promedio británico en apenas 38.000 dólares, mientras que los precios de servicios públicos y alimentos se han disparado.
Datos gubernamentales indican que el 30% de los niños crecen en pobreza, y el Reino Unido tiene la tasa más alta de personas sin hogar en el mundo desarrollado, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La crisis económica y la inflación fueron temas clave que impulsaron la victoria aplastante del partido Laborista en las recientes elecciones generales, poniendo fin a 14 años de gobierno conservador.
Graham Smith, líder del grupo antimonarquía Republic, comparó al rey Carlos III con el presidente de Irlanda, Michael Higgins, quien, según él, cumple una función similar a una fracción del costo y es “electo y responsable de cumplirla”. Smith subrayó: “No le debemos a los reales un modo de vida, no les debemos mansiones palaciegas, viajes en helicóptero privado ni vidas de lujo y ocio”.
Otro aspecto relevante es que, a pesar de no tener una obligación legal de pagar impuestos, el monarca británico, anteriormente la reina Isabel II, y su heredero, pagan voluntariamente impuestos sobre la renta desde 1993 sobre los ingresos de sus ducados y sus inversiones personales, según un informe de investigación de la Biblioteca de la Cámara de los Comunes del Reino Unido.
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