Desde principios del 2018 los funcionarios del Consulado de Venezuela en Medellín desalojaron las instalaciones y regresaron a su país tras la crisis que comenzaba en el país vecino. El inmueble se encuentra con todos los escritorios y demás enseres, de hecho, hasta se encuentra un vehículo dentro de la propiedad.
La casa que arrendó el Consulado es una propiedad de dos pisos, la cual se encuentra ubicada en el barrio Rosales. Está abandonada desde hace tres años y nadie ha aparecido para cancelar el canon de arrendamiento que es de $6 millones mensuales y, además, la dueña no puede ingresar porque el lugar continúa estando arrendado bajo los diplomados venezolanos.
La propietaria es Consuelo Berrío, quien tiene de 80 años. Frente a esta situación la dueña le solicitó ayuda a la Cancillería para que le restablezcan el inmueble debido a que es su única fuente de ingreso. La deuda asciende a los $193 millones.
“Hace tres años no me pagan y tampoco me entregan la casa. Este es mi único sustento porque soy viuda. Por tal motivo, me tocó irme a vivir a Bogotá con un hijo, pero el clima me ha afectado bastante por mi edad”, dijo.
Luis Bedoya, quien es el abogado de Consuelo Berrio, informó que ya han presentado tutelas y demandas, pero ninguna autoridad ha asumido el caso.
“El inmueble se está cayendo. Como abogado, he hecho lo jurídicamente posible: presenté un proceso de restitución de inmueble ante los Jueces Civiles del Circuito que se declararon impedidos porque dicen que no son los competentes. Lo remitieron a Bogotá, donde la Corte también dice que no es competente. Le escribí a la Cancillería, pero tampoco recibí ayuda”, afirmó.
Consuelo Berrio le ha arrendado al Consulado de Venezuela en Medellín desde hace 30 años, el cual ha funcionado en la misma sede, la cual permanece cerrada y custodiada por la Policía Nacional.
Además, los vecinos le han presentado varias quejas a Berrio por las humedades y por el deterioro que está presentando la casa, ya que temen que también pueda afectar las viviendas de alrededor. Hasta la fecha nadie ha podido ingresar para realizar el mantenimiento adecuado.
Frente a la falta del pago del arriendo, único ingreso de Berrio, la dueña debió viajar a la capital para vivir con un familiar ya que no cuenta con los medios económicos suficientes para vivir en la ciudad antioqueña por sus propios medios.
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Alberto News