La Fiscalía de Colombia intervino ayer las propiedades del Alex Saab en Barranquilla y lo que encontró superó los rumores. En la ciudad costeña se conoce desde hace años el tren de vida del empresario millonario que lucha desde una celda de Cabo Verde para no ser extraditado a Estados Unidos, pese a que llevaba un par de años escondido en Caracas.
El recorrido por la mansión de 3.740 metros cuadrados, cámara de vídeo en mano, demuestra la vida suntuosa del testaferro de Nicolás Maduro, a quien el presidente colombiano, Iván Duque, también acusa de ser el principal blanqueador financiero del régimen bolivariano.
Un lujoso piano recibía a los invitados de Saab y daba paso a tres piscinas, spa con salas de masajes, duchas de mármol, bares, cancha de tenis de tierra batida, jacuzzis, cocinas gigantes y todo lo necesario para darse una gran vida a costa de los negocios con la revolución. Todo ello valorado en 28.000 millones de pesos colombianos (7,6 millones de dólares) para un total de 34.000 millones de pesos (9,3 millones de dólares) sumando dos casas, un apartamento y tres plazas de garaje. La Sociedad de Activos Especiales se ha hecho cargo de su administración.
Todos los inmuebles decomisados fueron adquiridos por una empresa fachada, financiada con los negocios ilícitos de Saab con el gobierno bolivariano. La cercanía del ahora millonario, que regalaba pequeños llaveros a sus clientes en sus inicios empresariales, con la ex senadora izquierdista Piedad Córdoba (se presentaba como su sobrino en Caracas) le convirtió en el contratista estrella de la revolución, lo que a la postre forjó un estrecho vínculo con Maduro.
Saab aparece en todos los negocios oscuros del chavismo, desde la importación con sobreprecios enormes de alimentos hasta el contrabando de oro y la compra de gasolina iraní en medio de la pandemia.
La Fiscalía informó de que ha rastreado los bienes de Saab en el país cafetero, pero que también estudia extender sus investigaciones a otros lugares con los que mantiene acuerdos de cooperación. En noviembre de 2019, la justicia italiana confiscó una propiedad a su actual pareja, la modelo italiana Camilla Fabri, de 25 años, con varias obras de arte en su interior, valorada en cinco millones de euros.
El negociante de origen libanés fue detenido en junio en Cabo Verde por orden de la Interpol y a instancias de EEUU, que le perseguía desde que fuera sancionado por el Departamento del Tesoro. Saab viajaba con destino a Moscú e Irán en uno de sus aviones privados.
Nada más hacerse públicas las imágenes de la mansión de Saab, la oposición democrática aprovechó para criticar al Gobierno de Maduro, que no sólo le defiende a capa de espada sino que además le definió como un «agente bolivariano» con estatus diplomático, algo incompatible al ser su principal contratista. «Jorge Arreaza (canciller de Maduro), ¿puedes explicarnos cómo el funcionario diplomático Alex Saab tiene esta mansión? ¿Cuánto gana un diplomático revolucionario?», ironizó el diputado Freddy Guevara, refugiado en la Embajada de Chile en Caracas desde noviembre de 2017.
Pese a que la justicia caboverdiana ha desestimado hasta el momento las tres peticiones de libertad, incluidos dos habeas corpus, presentadas por la defensa de Saab, éste no da su brazo a torcer, incluso ha contratado al ex juez español Baltasar Garzón. La oficina de quien fuera magistrado de la Audiencia Nacional y látigo de narcotraficantes y terroristas en España pretende llevar ante la justicia internacional las supuestas violaciones cometidas en su proceso.
De la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, Garzón ha participado en reuniones virtuales del Grupo de Pueblo, eje creado por dirigentes izquierdistas que gravita en torno a la figura del presidente argentino, Alberto Fernández.
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