El equipo multiagencias que Estados Unidos ha desplegado desde hace varios meses en tres continentes, siguiendo la pista de las fortunas de altos chavistas en el mundo, se enfoca ahora en los testaferros claves, para golpear donde más le duele a los revolucionarios del siglo XXI: el bolsillo.
No es un secreto que uno de los objetivos prioritarios es el empresario Samark López, a quien Estados Unidos considera testaferro de Tarek El Aissami.
Pero hay otros nombres en la lista. Uno de ellos es la figura que representa los intereses financieros del dirigente chavista radical Pedro Carreño, también conocido como el diputado Louis Vuitton, por su gusto por las prendas de diseño europeo.
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El diputado Carreño acaba de ser sancionado por el Departamento del Tesoro por sus vínculos corruptos con la dictadura Madurista, y por sus notables esfuerzos por sostener el régimen en Venezuela.
Según fuentes familiarizadas con las investigaciones en torno a Carreño, una de las figuras que ha sido identificada como testaferro del diputado Vuitton es Franca Trotta, una joven venezolana que hasta el mes de febrero residió en la Isla de Malta. Trotta es la hijastra veinteañera de Carreño, hija de su actual esposa.
A principios de febrero de este año, Franca cambió de residencia luego que el gobierno del principado mediterráneo reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo de Venezuela.
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La hijastra de Carreño, que desde el año pasado se hacía pasar como una residente desprevenida en la isla, vivía junto a una amiga de infancia oriunda de Barinas que fue su compañera de estudios en Barquisimeto. Franca abandonó la tranquilidad de Malta y cambió su residencia a España, donde aguarda instrucciones.
Trotta, que exhibe un pasaporte de la isla de Malta, según fuentes cercanas a su familia, vive una vida de muy bajo perfil y lista para moverse a otros países en caso de ser necesario.
Carreño ha tenido productivos negocios con otro empresario polémico: el peruano-español Atahualpa Fernández, que ha construido una gran fortuna haciendo negocios con el gobierno venezolano, incluyendo millones en contratos con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
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Fernández opera en España un creciente emporio de empresas que abarcan desde textileras hasta locales de comida y firmas de diseño creativo.
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