El miércoles, hacia las 18.30 hora local, las sirenas aéreas hicieron que millones de personas corrieran a refugiarse en el norte de Israel. El Mando del Frente Interior del país había detectado docenas de aviones desconocidos, presumiblemente drones, que cruzaban la frontera y se infiltraban en ciudades israelíes. Resultó ser una falsa alarma, resultado de lo que un portavoz militar israelí calificó de “error humano”, pero los civiles, presos del pánico, probablemente temían que Hezbollah, el viejo enemigo de Israel en el vecino Líbano, acabara de abrir un segundo frente en la guerra.
Por Infobae
Sin embargo, según un documento de alto secreto de los servicios de inteligencia estadounidenses, un ataque masivo de Hezbollah, el partido político y grupo militante respaldado por Irán, sería improbable. A principios de este año, los analistas de inteligencia estadounidenses consideraban que un equilibrio previsible, aunque todavía violento, entre Israel y Hezbollah disminuía el riesgo de una guerra a gran escala en 2023.
Esas suposiciones se están poniendo a prueba tras el ataque de Hamas de la semana pasada, en el sur de Israel, que tomó a las autoridades israelíes y estadounidenses casi completamente por sorpresa.
Según un análisis elaborado en febrero por la dirección de inteligencia del Estado Mayor Conjunto, Israel y Hezbollah se habían instalado en una postura de “disuasión mutua” desde la conclusión de un acuerdo histórico, en octubre de 2022, en el que Líbano e Israel acordaron demarcar sus disputadas fronteras marítimas. El acuerdo, que llevaba once años gestándose, supuso un gran avance y permitió a cada país explorar por fin los lucrativos yacimientos de gas frente a sus costas.
Israel y Hezbollah habían tomado medidas para “mantener la preparación” para el uso de la fuerza, pero se habían mantenido “dentro de sus patrones históricos de compromiso”, lo que significaba evitar bajas y responder a las provocaciones de manera proporcional, según el documento informativo de Estados Unidos, que The Washington Post obtuvo en exclusiva después de que se compartiera en la plataforma de chat Discord.
Hezbollah es el grupo armado y el partido político más fuerte de Líbano. Junto con sus aliados, mantuvo la mayoría en el Parlamento hasta las elecciones de 2022, cuando le faltaron algunos escaños. Aun así, la coalición mantuvo el mayor número de escaños en el Parlamento.
A medida que Líbano se hunde en una crisis económica, y ante la ausencia de instituciones y prestaciones estatales, Hezbollah ha intentado reforzar su posición como patrón alternativo para gran parte de la comunidad chiíta del país, históricamente marginada.
Según el análisis estadounidense, “incluso durante los periodos de mayor tensión”, Israel y Hezbollah se habían propuesto “exhibir fuerza evitando la escalada”. Por ejemplo, explica el documento, Israel podría llevar a cabo operaciones de sabotaje en Líbano o disparar contra terrenos baldíos, mientras Hezbollah derriba un avión no tripulado israelí o dispara cohetes contra el norte del país. Las acciones son provocativas, pero están diseñadas para evitar víctimas. Cada parte puede demostrar a la otra que está en guardia y es capaz de atacar sin desencadenar un estallido mayor de hostilidades.
Pero el análisis señala otros factores que podrían inclinar la balanza, como la “incapacidad de Hezbollah para contener a militantes palestinos” como Hamas, que también operan en Líbano.
En abril, 34 cohetes fueron lanzados desde el sur de Líbano contra Israel, un ataque que, según el ejército israelí, fue llevado a cabo por operativos de Hamas, cuyos líderes se habían reunido con el secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, un día antes en Líbano. Durante meses, señalaba el análisis estadounidense, “Israel percibió un alto riesgo de error de cálculo debido a los complots de Hamas con base en Líbano”. Esencialmente, aunque Hezbollah podría no estar cortejando una guerra con Israel, ese resultado no estaba totalmente bajo su control, sugería la inteligencia estadounidense.
La identidad de Hamas y Hezbollah se basa en una postura antiisraelí. Hamas, un grupo palestino suní, y Hezbollah, un grupo libanés chií, han estado enfrentados por la guerra civil en la vecina Siria, con Hezbollah apoyando al presidente Bashar al-Assad y Hamás apoyando su derrocamiento.
Altos dirigentes de ambas organizaciones se han reunido en los últimos años en Líbano -y tan recientemente como en abril- para debatir los acuerdos de normalización que se están llevando a cabo en Medio Oriente con Israel.
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