La migración ilegal y la corrupción, dos flagelos relacionados entre sí, son los principales motivos para la visita a Guatemala este domingo y lunes por parte de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, en una gira que también la llevará a México.
No parece una casualidad que a tres días de la visita de Harris, el Gobierno estadounidense haya ordenado este jueves situar a la lucha contra la corrupción, tanto en EE.UU. como a nivel global, como una de sus prioridades para la seguridad nacional.
Es precisamente la corrupción en Guatemala una de las razones para que cada año más de 300.000 de sus ciudadanos decidan emigrar a Estados Unidos ilegalmente en busca de mejores condiciones de vida para huir de la pobreza y la violencia ante la ausencia del Estado.
«La migración no se va a frenar si no le ponen un alto a la corrupción», explica a Efe el abogado y exdiplomático guatemalteco Luis Alberto Padilla.
Por tanto, en opinión del jurista, la visita de Harris a Guatemala «es muy importante para la región» debido a que «demuestra la gran preocupación que tiene» Estados Unidos con respecto a «la problemática migratoria».
CONTRA LA LUCHA ANTICORRUPCIÓN
La vicepresidenta estadounidense y su comitiva aterrizarán por la tarde del domingo en Guatemala, un país donde la lucha anticorrupción viene en picada desde 2018 tras la salida de la fiscal general y jefa del Ministerio Público en aquel momento, Thelma Aldana.
La exfiscal, tras dejar su cargo, se vio obligada a pedir asilo político en Estados Unidos debido a la persecución en su contra por la lucha anticorrupción, y justamente hace unas semanas sostuvo un encuentro con Harris para abordar la situación que vive el país centroamericano.
Según expertos, el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, cada vez tiene más poder y existen claras intenciones por derribar por completo la lucha anticorrupción y perseguir a quienes buscaron justicia en el pasado.
El partido de Giammattei, la agrupación política Vamos, domina el Congreso de Guatemala por mayoría y de acuerdo con analistas políticos, sus influencias llegan también al máximo tribunal del país, la Corte de Constitucionalidad, y a la Corte Suprema de Justicia, con magistrados afines a sus intereses.
Es así como la visita de Harris se llevará a cabo en medio de diversos intentos por derribar la lucha anticorrupción en Guatemala, con acciones que incluyen la detención en mayo de dos exfuncionarios que llevaron a prisión por sobornos al expresidente Otto Pérez Molina (2012-2015), o con recursos legales que intentan desmantelar a la Fiscalía anticorrupción del Ministerio Público, vigente desde 2007. «La señora Harris está muy bien informada», asevera Padilla, fundador y presidente de la entidad Instituto de Relaciones Internacionales e Investigaciones para la Paz.
«Lo que cabría esperar es que los norteamericanos, teniendo esa buena información, detengan como mínimo el objetivo evidente que tiene trazada la dictadura de la corrupción», señala el abogado, quien espera además que se evite la destrucción de la Fiscalía anticorrupción del Ministerio Público.
LA SOMBRA DE BIDEN
El presidente estadounidense, Joe Biden, conoce a la perfección la situación que vive Guatemala, pues visitó el país en un par de ocasiones en 2015 justo antes de la caída del Gobierno de Otto Pérez Molina por corrupción.
Biden y Estados Unidos apoyaron dicha lucha anticorrupción mediante la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, un ente creado en conjunto con la Organización de Naciones Unidas (ONU) para desarticular estructuras paralelas en el Estado. La entidad imputó a más de 250 personas por corrupción desde 2015 a 2019 entre ministros, diputados, funcionarios, vicepresidentes y presidentes, además de la cúpula empresarial del país.
Sin embargo, el órgano extranjero fue expulsado del país en 2019 por decisión del expresidente Jimmy Morales, acorralado por varias acusaciones en su contra.
Es por ello que ahora Harris llega a Guatemala sin una herramienta trascendental en la lucha anticorrupción como lo fue la Cicig, y es precisamente una de las razones por las cuales Estados Unidos está contemplando la creación de un ente regional con los mismos objetivos.
Sin embargo, mientras la vicepresidenta estadounidense busca soluciones para la migración ilegal, cada día miles de guatemaltecos deciden cruzar México en busca del sueño americano y alejarse de un país donde el 59 % de sus 16,3 millones de habitantes viven bajo el umbral de la pobreza.
«La gente se va a Estados Unidos porque le pagan mejor, porque aunque estén mal pagados allá, son siete dólares por hora, que es incomparable al salario mínimo en Guatemala (360 dólares al mes)», concluye Padilla, exembajador ante la ONU.
EFE
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