El 50,7 % de las mujeres y niñas que viven en Honduras, donde ellas representan el 51 % de la población (9,5 millones de habitantes), ha sufrido violencia física en algún momento de su vida, un 48,9 % ha sido víctima de acoso sexual y el 36,9 % ha recibido ataques físicos que han puesto en riesgo su vida.
Estos son algunos de los principales datos del estudio «Tolerancia social e institucional a la violencia contra las mujeres, adolescentes y niñas», divulgado este martes por Spotlight, una iniciativa de la Unión Europea (UE) y las Naciones Unidas (ONU), a partir de 220 entrevistas a mujeres mayores de 15 años para conocer la incidencia de las violencias machistas en Honduras.
El 42,1 % de las mujeres y niñas ha sido víctima alguna vez de abuso o violencia sexual, y cinco de cada diez han sufrido acoso en redes sociales, espacios públicos y de descalificación por su aspecto físico o intelectual, añade el documento.
Cinco de cada diez mujeres han sido víctima de violencia económica y patrimonial en Honduras, donde siete de cada diez perciben que en su entorno puede ocurrir cualquier forma de violencia contra ellas.
VIOLENCIA MACHISTA NO ES NORMAL
La representante de ONU Mujeres en Honduras, Margarita Bueso, indicó a Efe que un conjunto de normas sociales está incidiendo para que la violencia contra mujeres y niñas se «vea normal».
Entre esas normas están la discriminación por razones de género, roles rígidos de género, el menosprecio hacia la mujer, la misoginia y la ley de silencio, entre otras, según el informe de Spotlight.
Bueso dijo que «es impresionante» que más de 90 mujeres hayan sido asesinadas este año en Honduras, país donde «no hay reacción de la sociedad ni en las instituciones del Estado ante este fenómeno tan cruel».
«Esto no es natural, no es normal, la violencia es un crimen», subrayó la diplomática de ONU Mujeres, quien instó a las autoridades a «hablar fuerte sobre la educación para la no violencia».
Agregó que el estudio es un «punto de partida» para diseñar estrategias de prevención y atención a las mujeres y niñas para que no sufran violencia».
La sociedad debe entender a través de educación y campañas que «no podemos seguir tolerando el crimen del feminicidio, violentando a las mujeres por el simple hecho de ser mujeres», enfatizó.
Bueso abogó por «bajar la impunidad» en Honduras, donde el 97 % de los asesinatos de mujeres quedan impunes, y educar a los menores en el sentido de que la violencia de género «no es normal y es un crimen».
CAMBIAR PATRONES FRENTE A UNA LACRA SOCIAL
Para el embajador de la Unión Europea (UE) en Honduras, Jaime Segura, son muy «preocupantes» los niveles de violencia de género en el país centroamericano, donde una de cada dos mujeres y niñas ha sufrido algún tipo de violencia.
La UE prioriza la lucha contra la violencia machista y la igualdad de género, señaló Segura, quien afirmó que para «acabar» con ese fenómeno, que «lacra el desarrollo y la democracia» de un país, «no basta con tomar decisiones a nivel del Legislativo o Ejecutivo».
«Somos todos los que tenemos que implicarnos en esta lucha, porque lo que hay que cambiar, no solo son normas legales, sino normas sociales, y cambiar patrones cuesta muchísimo», subrayó el diplomático europeo.
Pidió «no normalizar la violencia contra las mujeres y niñas», y se preguntó: «¿Cuántas vidas va a costar acabar con esa lacra social” en Honduras, donde los datos de muertes violentas de mujeres “no son buenos”?
Honduras necesita instalar la política de erradicación de la violencia contra las mujeres y niñas como un «tema prioritario» del Estado, así como modificar los patrones culturales, señala el estudio. EFE
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