Meses antes de anunciar su renuncia, el primer ministro japonés Shinzo Abe puso en marcha un cambio de política de defensa que podría desembocar en cambios que permitieran al país desarrollar operaciones militares fuera de sus fronteras por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, reza un comentario de Reuters.
La Constitución del país aprobada al término de la Segunda Guerra Mundial prohíbe a Japón llevar a cabo operaciones militares fuera de su territorio.
El cambio de política obligaría a las Fuerzas de Autodefensa de Japón a crear una doctrina militar en la que se podrían contemplar ataques a territorios de enemigos potenciales, una misión que requeriría la compra de armas de largo alcance como misiles de crucero.
Si es adoptada por el próximo Gobierno, la política marcaría uno de los cambios más significativos en la postura militar de Japón y «reflejaría el esperado impulso de Abe por un Ejército más sólido y la creciente preocupación de Tokio por la influencia china en la región», apunta Reuters.
El Gobierno japonés está preocupado por el aumento de la actividad militar de China alrededor de las disputados islas de Senkaku (Diaoyu) del mar de China Meridional.
«La principal razón de nuestra acción es China […] Las decisiones de seguridad que tomamos se deben a China», dijo en una entrevista Masahisa Sato, un legislador del gobernante Partido Liberal Democrático de Abe y que ocupó los cargos de viceministro de Defensa y viceministro de Relaciones Exteriores.
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