Los sistemas de salud de América Latina son «altamente fragmentados» y mantienen «importantes brechas de cobertura» entre los afiliados a la seguridad social contributiva y el resto de la población, señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un informe presentado este martes.
EFE
El organismo, que tiene su sede regional en Lima, analizó las respuestas a corto plazo en materia de salud que los países latinoamericanos han puesto en marcha para atender la emergencia sanitaria generada por la pandemia de la covid-19, así como los «desafíos persistentes» que afronta la región.
Advirtió, en ese sentido, que lograr el «acceso universal y equitativo» a servicios de salud de calidad requerirá de un manejo «muy cuidadoso de la política fiscal» en el contexto de la actual crisis económica que también golpea al continente.
BRECHAS DE COBERTURA
«Las brechas de cobertura y de calidad de los servicios entre los afiliados a la seguridad social contributiva y el resto de la población son todavía muy importantes en estos países», sostuvo el especialista de Protección Social de la Oficina de OIT para los Países Andinos Pablo Casalí, uno de los autores del informe.
A esto se suma la baja prioridad del gasto público en salud y los problemas de eficiencia, que generan «importantes gastos de bolsillo» para acceder a servicios de salud o a medicamentos.
Los sistemas sanitarios en la región también tienen una baja dotación de recursos humanos y físicos, se indicó.
BRASIL Y COSTA RICA
El informe mencionó a Brasil como «el caso más relevante» en cuanto a sistemas sin seguros de salud contributivos obligatorios, mientras que Costa Rica es el caso «más claro y tradicional de coordinación entre las fuentes de financiación contributivas y de rentas generales para un sistema de cobertura universal homogéneo».
La OIT agregó que países como Uruguay y Colombia «habían avanzado ya, antes de la pandemia, en importantes reformas» para eliminar la fragmentación y las brechas de cobertura entre los afiliados a la seguridad social contributiva y el resto de la población.
En el caso de Perú, Bolivia, Ecuador y México, habían anunciado reformas en ese mismo sentido, pero el organismo consideró que «los avances no son tan relevantes como en el caso anterior».
CHILE Y ARGENTINA
El informe mencionó que en el caso de Chile las reformas «tienden a consolidar la brecha o fragmentación entre seguros contributivos y no contributivos».
En Argentina, añadió, se determinó la cobertura de la totalidad de la población, pero «los cambios derivaron en un mayor grado de divergencia y el sistema presenta hoy serios problemas de equidad».
«La irrupción de la pandemia por COVID-19 ha hecho que los países se replanteen la prioridad que tenían los sistemas de salud al interior de cada país», acotó Casalí.
MEDIDAS DURANTE LA EMERGENCIA
La OIT destacó que las medidas que se implementaron durante la emergencia sanitaria han sido «bastante similares» en la región e incluyeron el predominio de la política sanitaria en las agendas gubernamentales y presupuestos públicos, y el fortalecimiento de la rectoría de los ministerios de Salud.
Además, los incentivos al personal sanitario y la gestión centralizada de la infraestructura hospitalaria, la acelerada incorporación de tecnologías de la información y comunicación (TIC) en los servicios, el apoyo financiero a la seguridad social, la transferencias en especie a grupos vulnerables y los planes de financiación y adquisición de vacunas.
Casalí dijo que «ahora toca pensar más allá de la crisis actual y definir qué rutas de reforma de largo plazo permitirán alcanzar el acceso universal y equitativo a servicios de salud de calidad», con mecanismos de financiación «solidarios y sustentables».
CAMBIOS PERMANENTES
El especialista consideró, en ese sentido, que cuando pase la emergencia sanitaria «desaparecerán poco a poco algunas» de esas medidas, pero opinó que «algunos de los elementos… deberían permanecer y constituir la base de cambios más permanentes».
Entre estos cambios, la OIT mencionó a la «revalorización» de la política pública, en especial a la rectoría de los ministerios de Salud, y la incorporación de las TIC en los servicios de salud.
«No existe una ruta ideal de reformas. Cada país debe asumir el sendero que corresponda, considerando el espacio fiscal que la crisis permita y haciendo el uso más eficiente posible de los recursos escasos, para avanzar hacia políticas de protección social que garanticen la cobertura y acceso universales a los servicios de salud», concluyó el organismo.
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