El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió este jueves al Consejo de Seguridad que el conflicto en Etiopía se ha extendido más allá de la región de Tigray y «una catástrofe humanitaria se está desarrollando ante nuestros ojos.»
«La retórica incendiaria y la elaboración de perfiles étnicos están desgarrando el tejido social del país», dijo a los 15 miembros de ese Consejo. «Todas las partes deben poner fin inmediatamente a las hostilidades, sin condiciones previas, y aprovechar esa oportunidad para negociar un alto el fuego duradero».
La semana pasada, el alto funcionario describió la miseria del pueblo etíope y las condiciones humanitarias como «infernales», con millones de personas necesitadas e infraestructuras destruidas. La extensión del conflicto, añadió, ha «atrapado a más gente en su horror».
En noviembre del año pasado, en el norte de Etiopía estallaron enfrentamientos bélicos entre el Gobierno central (respaldado por las Fuerzas de Defensa de Eritrea) y las Fuerzas de Defensa de Tigray (FDT), integradas por las Fuerzas Especiales del gobierno regional de Tigray y miembros de partidos políticos como el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT), entre otros. El conflicto provocó miles de muertes entre los civiles.
Posteriormente, las tropas federales fueron derrotadas y en junio tuvieron que retirarse de la región. A su vez, el FLPT lanzó una contraofensiva en las regiones vecinas de Amhara y Afar, que ha resultado ya en más de 250.000 desplazados.
Tras el fracaso en el sometimiento de Tigray, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, pidió a todos los civiles «capaces y mayores de edad» que se enlisten en el Ejército o se unan a los grupos armados irregulares progubernamentales.
Amnistía Internacional (AI) denunció que el enfrentamiento armado en Tigray se ha cobrado la vida de cientos de civiles y ha dejado aún más heridos, forzando a miles de personas huir a Sudán, donde las comunidades locales tienen problemas para proporcionarles comida, refugio y debida atención.
Asimismo, detalló que entre febrero y abril de 2021 los centros médicos de la región tuvieron constancia de 1.288 casos de violencia de género, cifra que puede ser mayor, recalcó, ya que muchas de las víctimas no acuden a centros de salud. Tales acciones, recordó AI, constituyen «crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad». EFE
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