Un cuarto de siglo después del primer gran compromiso global por los derechos de la mujer, el mundo sigue muy lejos de alcanzar la igualdad de género y, además, puede perder los avances logrados en las últimas décadas por la crisis con marcado tinte femenino que ha desencadenado la COVID-19, advirtieron este miércoles la ONU y numerosos líderes internacionales.
EFE
Reunidos para conmemorar el 25 aniversario de la Declaración de Pekín, jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo hicieron un llamamiento a acelerar las medidas en este ámbito, con especial insistencia en la necesidad de lograr la paridad en los puestos de poder.
“Las mujeres ahora piden un salto al 50 por ciento de representación, o paridad, en todas las esferas, incluidos los Gobiernos, las juntas corporativas y en toda la economía”, señaló en su discurso la jefa de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Para el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, la desigualdad de género es sobre todo una “cuestión de poder”, por lo que para darle respuesta hay que empezar por lograr una representación igualitaria en esos puestos de liderazgo, tanto públicos como privados, utilizando herramientas como las cuotas cuando sea necesario.
PROGRESOS, PERO MUY INSUFICIENTES
El balance 25 años después de la histórica reunión de Pekín es claro para la ONU: se han logrado importantes avances, pero siguen siendo muy insuficientes.
Entre los logros, la organización destaca la reducción de la mortalidad materna (casi un 40 % desde 1995), el creciente número de niñas escolarizadas o el ligero incremento en la cifra de mujeres al frente de países.
“En 1995, en Pekín, había 12 mujeres jefes de Estado y de Gobierno. Hoy tenemos 22 mujeres líderes entre 193 países. Progreso, pero no suficiente y demasiado lento”, señaló Mlambo-Ngcuka.
Mientras tanto, una de cada tres mujeres sigue experimentando algún tipo de violencia a lo largo de su vida, 12 millones de niñas se casan cada año con menos de 18 años, los niveles de feminicidio siguen siendo muy elevados y, a nivel mundial, las mujeres solo disponen del 75 por ciento de los derechos legales que tienen los hombres.
En el ámbito económico, según el Banco Mundial, podrían necesitarse 150 años para lograrse la paridad en los ingresos que hombres y mujeres acumulan a lo largo de sus vidas.
RIESGO DE RETROCESO
Según la ONU, además, en los últimos años se ha visto una dura reacción a los progresos de la mujer, con ataques a los derechos reproductivos o a las leyes puestas en marcha para frenar la violencia machista.
“En todas partes, los derechos de las mujeres son atacados”, avisó el presidente francés, Emmanuel Macron, que lamentó que los avances logrados se cuestionan incluso en las democracias, empezando por “la libertad de las mujeres para decidir sobre su propio cuerpo y, en particular, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”.
Macron, de hecho, aseguró que en 2020 sería “imposible” adoptar la Declaración de Pekín, una realidad que han venido denunciando grupos feministas, que apuntan a las posturas cada vez más conservadoras de algunos Gobiernos, sobre todo en lo relativo al aborto.
Ello se hizo evidente el pasado marzo, cuando los Estados miembros negociaron un documento para reafirmar la validez de Pekín, un proceso que mostró una fuerte división y la negativa de varios países importantes a asumir nuevos compromisos.
Ahora, la situación de las mujeres se está viendo especialmente amenazada por la pandemia del coronavirus.
“A menos que actuemos ahora, la COVID-19 podría borrar una generación de frágil progreso hacia la igualdad de género”, aseguró Guterres.
El diplomático portugués destacó que el mundo está ante una recesión con un fuerte tinte femenino, pues las mujeres empleadas en la economía informal han sido las primeras en perder sus empleos, las enfermeras están en la “primera línea” de respuesta a la enfermedad y las mujeres están sufriendo una segunda “pandemia”, en este caso de violencia de género, durante la crisis.
“Mientras que las mujeres están en el frente luchando contra esta pandemia, también se está viendo empujadas a los márgenes”, denunció la presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde, una de las primeras en intervenir en la reunión, donde casi todos los discursos fueron a través de vídeo.
“El confinamiento y las consecuencias socioeconómicas de la crisis sanitaria han exacerbado comportamientos violentos contra mujeres y niñas y han dificultado sus posibilidades de acceso a la protección y al auxilio oportuno”, añadió la presidenta transitoria de Bolivia, Jeanine Áñez.
EL LEGADO DE PEKÍN Y EL FUTURO
La conferencia celebrada en 1995 en Pekín fue la primera gran reunión mundial sobre los derechos de la mujer y sirvió para adoptar una suerte de hoja de ruta hacia la igualdad, con acciones en numerosas áreas como la violencia de género, la educación o la representación.
Todavía hoy, el acuerdo que salió de la capital china es visto como un hito que abrió una nueva era para el feminismo.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, defendió que ahora es momento de que todo el mundo se una y renueve el “compromiso universal con la igualdad de género”.
Según dijo, Pekín “inició un cambio imparable” y “debe seguir siendo la principal fuente de inspiración para quienes saben que la igualdad de género es el único camino para alcanzar sociedades justas, prósperas, inclusivas, pacíficas”.
Para Guterres, es hora de cambiar los «sistemas y estructuras del mundo, basados en milenios de dominación masculina», con medidas que se espera discutir con el movimiento feminista en los foros “Generación Igualdad” que organizarán el próximo año los Gobiernos de México y Francia.
Según ONU Mujeres, el mundo está “en una encrucijada” y necesita un “compromiso intergeneracional” entre todos para lograr que las niñas que hoy tienen 10 años sean en 2030 jóvenes mujeres con la mejor situación posible.
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