Una de los cientos de miles de mujeres en Italia que perdieron su trabajo a causa de la pandemia, Laura Taddeo tiene una maestría en turismo, habla inglés y español con fluidez y algo de árabe también.
Su contrato como operador turístico con una compañía hotelera italiana de alta gama expiró en mayo, justo cuando las restricciones de viaje del COVID-19 estaban paralizando el turismo, y no se renovó. Pero siempre que el turismo se recupere, Taddeo, que tiene una figura segura, se preparará para las preguntas de la entrevista de trabajo.
“No es, ‘¿Qué has estudiado? ¿Qué idiomas hablas?’ sino ‘¿Tienes familia? ¿Tiene la intención de tener hijos? ”. Taddeo, que tiene 33 años, dijo que todos los hombres que la han entrevistado le preguntaron eso desde el principio.
En todo el mundo, las mujeres trabajadoras han pagado un precio dolorosamente alto durante la pandemia, ya que muchas dejaron sus trabajos para cuidar a los niños cuando cerraron las escuelas o vieron cómo se evaporaba el empleo en los negocios minoristas y hoteleros que se vieron afectados por el impacto. Pero las mujeres italianas entraron en la crisis del COVID-19 ya luchando durante décadas para expandir su presencia en la fuerza laboral.
Entre las 27 naciones de la Unión Europea, Italia ocupa el penúltimo lugar, justo por encima de Grecia, en términos de participación de las mujeres en la fuerza laboral. Aproximadamente el 54% de las mujeres en Italia tenían trabajo en 2019, antes de la pandemia, en comparación con el 73% de los hombres y una media de la UE para las mujeres de alrededor del 67%. La tasa se redujo a alrededor del 49% para las mujeres y al 67% para los hombres en Italia a fines del año pasado, lo que refleja el golpe de la pandemia a la economía.
Las actitudes sociales italianas profundamente arraigadas que sostienen la vocación principal de una mujer es la ayuda a domicilio para explicar el retraso.
“No es tanto que las mujeres no deban trabajar, pero no deben descuidar el hogar. Esa es la responsabilidad de las mujeres ”, dijo la socióloga Chiara Saraceno sobre las actitudes generalizadas. Las guarderías asequibles son crónicamente escasas, tanto públicas como privadas.
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