Al verla «sola, desprotegida y vulnerable», los cinco miembros de La Manada decidieron conducir a su víctima a una situación intimidante, para dejarla sin capacidad de reacción. Sabían lo que hacían, y lo que hacían fue violar de una joven de 18 años, no abusar de ella ni compartir una juerga, así lo reseña ABC.
En ese contexto, descrito con crudeza por la Justicia española, «el silencio de la víctima solo se puede interpretar como una negativa» a mantener relaciones sexuales. La víctima nunca consintió, sino que fue violada hasta en diez ocasiones, al verse sometida por la intimidación de los cinco condenados, mucho más corpulentos que ella, y varios años mayores.
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Así de claro se expresa el Tribunal Supremo, que ha endurecido la condena a La Manada hasta los quince años de prisión. El fallo ya se conocía, pero la sentencia que incluye la motivación de la decisión se conoció ayer. Una resolución de 133 páginas en las que el Alto Tribunal argumenta por qué el ataque que tuvo lugar en los sanfermines de 2016 fue una agresión sexual, una violación en grupo, y no un abuso sexual. El Supremo rectifica así las sentencias de los tribunales navarros inferiores (tanto la Audiencia Provincial de Navarra como el Tribunal Superior de Justicia de Navarra), que condenaron a La Manada a nueve años de prisión por delito de abuso sexual.
Las frases
Los condenados «obraron con pleno conocimiento de que las acciones que estaban llevando a cabo atentaban contra la libertad e indemnidad sexual de la víctima, sin que en ningún momento ésta prestara su consentimiento, y sin que fuera necesaria una actitud heroica de la misma para que los acusados tuvieran conocimiento de su negativa».
El Supremo resalta «la revictimización o doble victimización a la que se ha visto sometida la joven, que fue objeto de seguimientos por detectives privados».
El proceso produjo en la víctima «un gran desasosiego, ya que pensaba que cualquier persona que se encontrara en la calle la podía identificar».
«La víctima fue dispuesta como objeto de placer toda la noche a disposición de satisfacer los apetitos sexuales de los autores».
«Es importante hacer una referencia a la edad y a la constitución física del agresor y la víctima y las circunstancias del lugar y tiempo».
En las fotografías, «no podemos dejar de subrayar la actitud de José Ángel Prenda, quien con su gesto manifiesta jactancia, ostentación y alardeo»
Con información de ABC.