En Chile cada vez llueve menos. Y cada año se está rompiendo un nuevo récord de sequía. El país ya acumula los diez años más secos de toda su historia, desde que se empezaron a tener registros de precipitaciones en 1915.
Por BBC
Así lo confirmó a BBC Mundo Rene Garreaud, el subdirector del Centro de Investigación del Clima y la Resiliencia (CR2) de Chile, quien estudia el proceso de sequías en el país.
Y para ilustrar esa caída en las precipitaciones, el Observatorio de la Tierra de la NASA publicó este martes en su página web dos imágenes satelitales que dejan patente cómo se redujo la cantidad de agua del embalse El Yeso, en San José de Maipo, en la región metropolitana de Santiago de Chile.
La primera foto muestra el volumen de 2016, de aproximadamente 219 millones de metros cúbicos, y la segunda el de 2020, con una caída de 99 millones de metros cúbicos. El embalse está ahora lleno a un 40% de su capacidad.
La disminución de agua en solo cuatro años es notable a simple vista.
La peor de la historia
Las sequías son comunes en climas mediterráneos, como el del centro de Chile.
En la zona de la capital, Santiago, donde la concentración de población es más alta, no suele llover en verano (entre diciembre y marzo).
«Estamos acostumbrados a tener poca agua en general y tener sequías. Sin embargo, tenemos un período que ha sido anormal», cuenta Garreaud, quien es también académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile.
«Llevamos una década en la que todos los años han sido deficitarios. No hubo ningún año con exceso de precipitaciones. Por eso que la llamamos, para distinguirlos de las sequías normales, la megasequía», añade.
Desde 2010, cada año se ha registrado en el centro del país un nivel de precipitaciones por debajo de lo normal, en un promedio de entre el 20 y el 45%.
La falta de lluvia ha sido particularmente extrema en los alrededores de Santiago, con un nivel de precipitaciones de entre el 10 y el 20%, señala la NASA.
«De lejos han sido los 10 años más secos de la historia de Chile», agrega Garreaud.
Por qué hay menos agua
En el caso de la zona central de Chila, la escasez de agua se debe principalmente a la falta de lluvias.
«Tradicionalmente la falta de precipitaciones está asociada a los ciclos del Niño y la Niña, que son fenómenos que ocurren en el Pacífico tropical y controlan el clima en casi todo el mundo y en particular en Chile central», explica el doctor en Ciencias Atmosféricas.
Sin embargo, esta sequía extraordinaria por su duración se da en una condición neutra en el Pacífico. No es que hubo 10 años de la Niña en forma recurrente. Entonces, empiezas a sospechar que el factor (detrás de la crisis) es en buena parte el cambio climático».
«El cambio climático para nosotros significa sequía», resume.
Consecuencias
Una de las consecuencias visibles de la falta de lluvias en la región del centro de Chile es que los embalses empiezan a tener menos agua, incluso a secarse.
Ese es el caso del embalse El Yeso, tal como lo hacen evidente las fotos de la NASA.
La flora es otra de las víctimas de la falta de agua.
«La vegetación de estos climas mediterráneos está acostumbrada a las sequías anuales, pero 10 años secos (implican) una disminución muy grave en Chile», dice el experto.
La falta de lluvias causa una reducción de los caudales de los ríos, que a su vez provoca una disminución de los nutrientes y causa problemas en la biología de la costa de Chile.
Asimismo, la escasez de agua perjudica a la actividad agrícola-ganadera.
En ese sentido, el agosto de 2019 el Ministerio de Agricultura de Chile declaró la emergencia agrícola en más de 50 municipios.
«La gente se está quedando literalmente sin agua para regar y alimentar a los animales, incluso hubo problemas de distribución de agua potable para la población rural», describe Garreaud, uno de los autores de la investigación «La megasequía de Chile central (2010-2018): una perspectiva de dinámica climática».
El especialista explica además que la sequía extrema trae una disminución de la producción de energía hidroeléctrica y sumado a las altas temperaturas, un incremento de los incendios forestales de verano.
Esta sequía extraordinaria no es exclusiva de Chile, también impacta a la cordillera de los Andes y al oeste de Argentina, como la región de Cuyo.
Lecciones
«Lo único que podemos hacer es ser conscientes y tratar de empezar a adaptarnos», dice Garreaud.
«Hay que ver qué cosas funcionan y concientizar a la población en el uso del agua. La técnica que tarde o temprano habrá que adoptar es tomar agua del mar, pero ese es un problema más económico que técnico», añade.
«La sequía lamentablemente va a seguir ocurriendo y en los siguientes 50 años va a ser una condición permanente», pronostica.
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