El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, defendió este lunes que la consulta popular que convocó sobre enjuiciar a los expresidentes del país, marcada por una baja participación, no fue un «fracaso» y culpó al ente electoral de no tener «entusiasmo» para organizarla.
«Los que no procesan con autenticidad la democracia como forma de vida y de Gobierno, y los medios de información van a decir ‘fracaso’. ¿Cuándo va a fracasar la democracia? Nunca», exclamó el mandatario en su rueda de prensa matutina desde Puerto Vallarta, en el estado de Jalisco.
El ‘Sí’ arrasó con el 97,7 % de los votos frente al 1,5 % del ‘No’ y el 0,7 % de sufragios nulos, pero la participación fue solo del 7,1 %, muy lejos del 40 % necesario para que el resultado del plebiscito fuera vinculante.
Según el recuento definitivo del Instituto Nacional Electoral (INE), participaron 6,6 de los 93 millones de mexicanos convocados, cuando se requería el voto de 37 millones de personas.
«Fue realmente muy importante y ejemplar lo que se vivió en esta jornada», expresó el mandatario.
Si bien fue la primera consulta popular a nivel federal de la historia de México, López Obrador dijo que nunca antes había votado tanta gente en un ejercicio así, puesto que la consulta informal que convocó en 2018 sobre cancelar las obras del aeropuerto capitalino tuvo una participación de un millón de personas.
«Por eso ahora es un triunfo el que 6,6 millones de ciudadanos hayan participado ayer, independientemente de lo que decidieron votar, aún con todo lo confuso de la pregunta», expresó.
Además, recordó que el próximo marzo habrá una consulta sobre la revocación de su mandato y está convencido de que votará muchas más gente.
En un inicio, la consulta convocada por López Obrador proponía enjuiciar a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018) por corrupción, fraudes electorales y la guerra contra el narcotráfico, entre otros males.
Pero la Suprema Corte modificó la pregunta para preservar la presunción de inocencia y dejó un enunciado muy abierto que planteaba a los mexicanos si quieren «emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados».
El enunciado dividió a los mexicanos entre los que creían que la consulta podía acabar con la histórica impunidad en el país y los que consideraban absurdo votar para que se aplique la ley.
El presidente aprovechó para arremeter una vez más contra la autoridad electoral, a la que el oficialismo acusa de no haber puesto suficiente empeño en la organización de la consulta.
«Ellos no tenían entusiasmo por esta consulta. No han tenido entusiasmo por la democracia, fingen ser demócratas», esgrimió.
A pesar de que López Obrador la convocó, no fue a votar porque su fuerte, dijo, «no es la venganza» y nunca aclaró cuáles serían las consecuencias de la consulta.
Al respecto, sostuvo este lunes que la baja de la participación no impide «la posibilidad de que haya juicios» ya que las autoridades tienen «el derecho de actuar cuando se trata de asuntos judiciales siempre y cuando haya pruebas».
En cambio, su partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), anunció una Comisión de la Verdad para investigar las administraciones pasadas.
EFE
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