La ceremonia de coronación de Carlos III ha dejado algunos momentos divertidos en medio de la sobriedad y la liturgia propias de un acontecimiento histórico como este. El largo y tedioso acto en el que Carlos y Camila se han convertido oficialmente en rey y reina consorte de Inglaterra ha hecho que los más pequeños saquen a relucir su espontaneidad y acaparen la atención de los presentes. Es el caso de Jorge, Luis y Carlota, hijos del príncipe William y la princesa Kate, que han protagonizado algunas de las anécdotas más divertidas de la jornada.
El príncipe Jorge ha tenido un papel destacado en la coronación de su abuelo, ya que ha sido uno de los cuatro pajes reales que han acompañado al rey a su llegada a la abadía de Westminster, así como a la salida del templo tras ser coronado.
Ha sido precisamente al llegar a la iglesia cuando el pequeño Jorge, de 9 años, ha acaparado el foco por los espontáneos gestos de su cara, incluso ha sacado la lengua mientras miraba a sus tres compañeros, un momento que ha quedado inmortalizado por los fotógrafos que han estado presentes en la ceremonia.
El príncipe Luis, el más divertido
Más allá de la anecdótica escena protagonizada por el primogénito de los príncipes de Gales, lo cierto es que ha sido el hijo menor del matrimonio, Luis, quien ha robado el protagonismo a Carlos y Camila. El niño, que cumplió cinco años el pasado 23 de abril, ha demostrado sin pudor que este tipo de actos son poco kid friendly, dando buena cuenta de su aburrimiento con un descarado bostezo que también ha quedado para la posteridad en las fotografías.
Además, Luis ha tratado de entretenerse durante las dos horas de ceremonia observando los detalles de la decoración de la abadía de Westminster, mirando al techo con curiosidad y comentando con su hermana, la princesa Carlota, aquello que le llamaba la atención, señalando con el dedo un punto del techo del templo. En uno de esos momentos, Kate le dio indicaciones discretamente para que dejase de balancear las piernas en la silla.
Esta no es la primera vez que el pequeño Luis deja escenas divertidas en actos públicos. El pasado junio, durante los actos por el Jubileo de Platino de la reina Isabel II, el joven príncipe hizo gala de su arrolladora personalidad. Así, se tapó los oídos e hizo gestos de incomodidad mientras los aviones militares sobrevolaban la grada, le tapó la boca a su madre y hasta le enseñó la lengua con una actitud propia de cualquier niño de su edad.
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