Raúl Gorrín Belisario, presidente del canal televisivo Globovisión y socio financiero prioritario de los gobiernos bolivarianos, movió entre 2011 y 2013 en cuentas en bancos suizos no menos de 4.242 millones de euros (5.600 millones de dólares)* procedentes de caudales públicos de Venezuela, reseñó El Confidencial.
Gorrín y su socio Gustavo Perdomo eran los últimos beneficiarios de 10 cuentas en los bancos suizos EFG Bank de Zurich y Compagnie Bancaire Helvétique (CBH) de Ginebra, desde donde se recibieron y ordenaron cientos de transferencias millonarias. Gorrín y Perdomo se convirtieron en testaferros de Nicolás Maduro y su mujer, Cilia Flores, desde 2014, según explican a El Confidencial servicios de Inteligencia y la ex fiscal general de Venezuela, hoy en el exilio en Colombia, Luisa Ortega. «Gorrín es el testaferro de Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores», asegura Ortega a este medio.
Ambos socios diseñaron y desarrollaron tramas de malversación de caudales públicos y el pago de sobornos multimillonarios a altos funcionarios públicos. Estas actividades ilícitas les han enriquecido hasta límites que son inconcebibles para el común de los mortales. También a sus representados.
Todas estas afirmaciones se sustentan en documentación a la que El Confidencial ha tenido acceso en exclusiva. Incluye investigaciones policiales, comunicaciones intervenidas a los involucrados, multitud de movimientos bancarios en entidades financieras con sede en varios países, entrevistas a los personajes de los entramados y sentencias y autos de acusación judiciales en diversas jurisdicciones. Todo este caudal de información proporciona por primera vez una mirada pormenorizada a las entrañas de los procesos de corrupción masiva en el seno del chavismo en un contexto en el que se dirime el futuro inmediato de Venezuela.
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El Departamento del Tesoro de Estados Unidos cifra en decenas de miles de millones de dólares la malversación de fondos públicos de Venezuela desde 2008, y la Justicia de ese país lo está investigando en varias causas abiertas. Fuentes de Inteligencia y oficiales militares venezolanos informan a este diario de que esa defraudación se calcula en unos 250.000 millones de dólares. Héctor Navarro, titular de cuatro carteras ministeriales del chavismo entre 1999 y 2014, y Jorge Giordani, exministro de Economía, denunciaron ante la Asamblea Nacional y en los medios que el expolio de los caudales estatales de Venezuela asciende a más de 300.000 millones de dólares.
Las sumas manejadas por las tramas de corrupción del chavismo producen vértigo. Algunas referencias ayudan a entender mejor esas cifras mareantes: el producto interior bruto de Chile en 2018 apenas superó esa estimación de los exministros venezolanos: 305.000 millones de dólares, según el Fondo Monetario Internacional. El PIB de Portugal del año pasado se quedó lejos: 243.000 millones. El PIB de Venezuela en 2018 fue inferior en más de un tercio: 87.000 millones de dólares.
La propia ex fiscal general de Venezuela (2008-2017) Luisa Ortega confiesa a este medio que ella misma investigó muchos casos de corrupción y malversación de capitales públicos de altos funcionarios de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro y de los empresarios que los rodeaban, pero esas pesquisas de la Fiscalía siempre acababan en papel mojado o se sobreseían cuando llegaban a los tribunales: «Los delincuentes siempre terminaban absueltos», explica Ortega.
«Fui yo misma quien remitió a Estados Unidos en 2016 las pruebas de tres casos de corrupción cometidos por Gorrín, porque sabía que iba a ser absuelto en Venezuela», sostiene Luisa Ortega. Ella fue destituida en agosto pasado por el Tribunal Supremo y la Asamblea Nacional Constituyente controlada por Maduro. Gran parte de la red de corrupción y enriquecimiento ilícito por parte de Gorrín y otros empresarios está siendo investigada y juzgada en Estados Unidos.
De la miseria a poseer yates y ‘jets’
Raúl Gorrín, de extracción social muy pobre, se ha hecho multimillonario al calor de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Raúl Gorrín nació en Caracas en 1968, “en el seno de una familia humilde, que lo inspiró para convertirse en un exitoso hombre de negocios”, según cuenta en su sitio web. Ejerció como abogado hasta 2008, cuando saltó al mundo de la empresa con la compra de la aseguradora La Vitalicia junto a otros nueve accionistas. Moverse bien en los tribunales de Caracas le granjeó amistades que marcaron su destino.
La riqueza de Raúl Gorrín es incalculable, según aseguran las fuentes especializadas que este diario ha consultado. Usa multitud de sociedades pantalla registradas en paraísos fiscales y posee cuentas en países donde el secreto bancario sigue vigente, razón por la cual seguir la pista de su inmensa fortuna resulta un ejercicio complejo, pero no imposible.
Las titulares de sus cuentas en Suiza son cuatro sociedades creadas en 2009 en Panamá. Triangularon ingresos y pagos con más de 20 bancos ubicados en 13 países diferentes, entre ellos, España (Banco Santander y Caixa Geral), Suiza, Estados Unidos, Canadá, Panamá, Bahamas, Emiratos Árabes Unidos o Singapur**.
Desde enero pasado, el Departamento del Tesoro de EEUU lo sancionó a él, a gran parte de sus familiares y a sus colaboradores más próximos en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC). Si bien algunos de sus parientes, incluida su esposa, María Alejandra Perdomo, fueron eliminados de esa lista negra el pasado 19 de marzo, Gorrín Belisario sigue registrado en la OFAC, pero quiere colaborar para salvar su pellejo y parte de su fortuna amasada en el último decenio.
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