Los militares que este viernes tomaron el poder en Burkina faso mediante un golpe de Estado aseguraron este domingo que «la «situación está bajo control», después de denunciar la víspera que la junta castrense derrocada preparaba una «contraofensiva».
EFE
«La situación está bajo control. Las cosas están volviendo poco a poco a la normalidad», señaló el capitán Kiswendsida Farouk Azaria Sorgho en un breve mensaje leído en la televisión estatal RTB junto a varios oficiales, entre ellos el capitán Ibrahim Traoré, líder del levantamiento militar y nuevo hombre fuerte del país.
«Por lo tanto, les invitamos a ocuparse libremente de sus asuntos y a evitar cualquier acto de violencia y vandalismo que pueda empañar los esfuerzos realizados desde la noche del 30 de septiembre de 2022», subrayó Sorgho.
El portavoz también instó a los burkineses a abstenerse de ataques a la embajada de Francia, a cuyo muro exterior un grupo de manifestantes prendió fuego este sábado, y la base militar de Kamboinsin, en el norte de la capital, Uagadugú, que acoge soldados franceses de la Operación Barkhane, liderada por Francia (exmetrópoli) y que combate el terrorismo yihadista en el Sahel.
La manifestaciones contra Francia se produjeron después de que los golpistas afirmaran este sábado que el derrocado líder de la junta militar en el poder, teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, se habría refugiado en «la base francesa de Kamboinsin para planear una contraofensiva», algo que negó la embajada del país europeo.
Aunque circulan rumores de que Damiba, a quien los golpistas acusan de ser incapaz de atajar el terrorismo yihadista que sacude al país, podría haber presentado su renuncia como presidente de transición, Sorgho no confirmó ese extremo en la RTB, donde los sublevados fueron recibidos entre vítores por una multitud.
Antes de la aparición televisiva de Traoré y sus soldados fieles, unas 2.000 personas protestaban contra Francia ante la embajada gala en el centro de Uagadugú con consignas como «Abajo Francia, vete a casa. Larga vida a Rusia (mercenarios rusos ayudan al vecino Mali en la lucha antiyihadista)» o «Traoré al poder», según constató Efe.
A primera hora de la mañana, gases lacrimógenos fueron lanzados desde el interior de la legación para impedir que los manifestantes pudieran asaltar el recinto.
«Hoy estoy orgulloso de ser burkinés, aspiramos a un cambio real. Cuando escuchamos el primer discurso del presidente (Traoré), sabíamos que es un hombre sobre el terreno, que puede cambiar la situación a nivel de seguridad. Damiba se había convertido en un político», declaró a Efe el manifestante Adama Ouedraogo.
«Estamos frente a Francia para expresar nuestro descontento. Francia no tiene un papel claro, quiere imponernos a Damiba y no estamos de acuerdo», añadió Ouedraogo.
En un mensaje dirigido el viernes por la noche a la nación, los golpistas acusaron a Damiba de incumplir el ideal del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR), nombre de la junta que tomó el poder en el golpe del pasado 24 de enero.
«Todos – enfatizaron los sublevados – estábamos impulsados por un único ideal, que es el restablecimiento de la seguridad e integridad de nuestro territorio. Lamentablemente, nuestro ideal inicial fue traicionado».
Los golpistas suspendieron la Constitución y de la Carta de Transición, decretaron la disolución del Gobierno y la Asamblea Legislativa de Transición, así como un toque de queda -de 21.00 hora local (misma GMT) a 05.00 hora local- que fue levantado este sábado.
Ordenaron, además, el cierre de las fronteras nacionales y la suspensión de toda actividad política y de la sociedad civil.
Este sábado, especificaron que el cierre de las fronteras terrestres no afecta a vehículos y camiones de ayuda humanitaria o que transporten material para las fuerzas de defensa y seguridad.
Burkina Faso sufre frecuentes atentados yihadistas desde abril de 2015, cometidos por grupos ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, cuyas acciones afectan especialmente al norte del país.
En noviembre de 2021, un ataque contra un puesto de la Gendarmería causó 53 muertos -49 gendarmes y 4 civiles-, lo que generó un gran descontento social que se tradujo en fuertes protestas para exigir la dimisión del presidente burkinés, Roch Marc Christian Kaboré.
Unos meses después, el 24 de enero, los militares liderados por Damiba tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al presidente.
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