Los indígenas de la Amazonía peruana se han declarado en alerta ante la expansión en el país del coronavirus COVID-19 después de que se hayan registrado los primeros casos en la ciudades de la parte selvática de Perú, que ocupa el 61 % del territorio nacional.
Repartidos en 55 etnias distintas, los nativos de la selva peruana temen que si el coronavirus llega a sus comunidades pueda causar grandes estragos, especialmente por los escasos servicios de salud que tienen en sus territorios.
El Gobierno de Perú, en donde de momento se registran 3 muertos y 232 contagiados, se ha esmerado en que los mensajes para prevenir los contagios lleguen también a estos grupos, con mensajes en las principales lenguas indígenas del país con los consejos como taparse con el codo al estornudar o lavarse frecuentemente las manos.
De momento ya hay un líder indígena infectado con el COVID-19, enfermedad que contrajo durante su estadía a inicios de mes en los Países Bajos para denunciar a la energética Pluspetrol, con sede legal en ese país europeo, por la contaminación sin tratar de la Amazonía tras haber operado un yacimiento de petróleo.
Se trata de Aurelio Chino, el presidente de la Federación Indígena Quechua del Pastaza (Fediquep), que a pesar de no sentir síntomas se hizo una prueba ni bien llegó el 14 de marzo al país.
Actualmente el líder de esta organización de comunidades nativas en la frontera de Perú con Ecuador se encuentra en cuarentena en la ciudad de Tarapoto, capital de la región San Martín, sin indicios que gravedad en su estado de salud.
CIERRE DE TERRITORIOS
Ante esta situación excepcional, donde el Gobierno decretó desde el lunes un aislamiento obligatorio para toda la población por al menos quince días, toque de queda nocturno y prohibición de cualquier tipo de transporte que no sea esencial, los asháninkas del río Ene optaron por cerrar todo su territorio.
La Central Asháninka del Río Ene (CARE), que representa a 18 comunidades nativas, anunció el jueves que se declara en “alerta máxima” y no dejará ingresar a su espacio a ningún foráneo, bajo amenaza de ser detenido por sus comités de autodefensa y expulsado o entregado a la Policía Nacional o a las fuerzas armadas.
De esta forma, los asháninkas, el mayor pueblo indígena de la Amazonía, quieren evitar cualquier visita inesperada como les ocurrió esta semana a los machiguengas con un grupo de turistas polacos a los que expulsaron de su territorio.
EXPULSIÓN DE TURISTAS
Ocurrió el miércoles en la comunidad nativa de Kirigueti, en el río Urubamba, dentro de la región de Cusco, donde es muy frecuente que las agencias de turismo ofrezcan a extranjeros tours a comunidades o territorios indígenas.
De acuerdo al Consejo Machiguenga del Río Urubamba (Comaru), los jefes de la comunidad bloquearon el acceso a los turistas, que también están obligados a mantener la cuarentena nacional declarada por el Gobierno, y los condujeron a una base de las fuerzas armadas.
Después los mismos líderes de la comunidades se aislaron de su familia por catorce días como medida de prevención para evitar un eventual brote de coronavirus en su territorio.
Otras organizaciones como la Federación Nativas del Río Madre de Dios (Fenamad), en el sur del país, han exhortado a sus integrantes a no viajar a las ciudades como Puerto Maldonado, y quedarse en sus comunidades si no es por motivo mayor como alguna emergencia por salud.
AYUDA PARA VIAJAR POR EMERGENCIA MÉDICA
En ese sentido, la Organización de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), con base en Iquitos, la mayor ciudad de la Amazonía peruana, solicitó ayuda de la cooperación internacional para poder acudir a los centros de salud en caso de ser alcanzados por la pandemia.
La ORPIO también recordó que “más del 60 % de las comunidades carece de postas médicas y las que existen están desabastecidas, no cuentan con equipos ni medicamentos y difícilmente se aplica el enfoque intercultural”.
Para llegar a esas puestos de salud el transporte debe ser por río y puede tomar como mínimo entre seis y ocho horas pero en los casos más alejados hasta tres días.
También solicitó garantías de integridad para los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, grandes grupos de nativos que voluntariamente se han mantenido apartados de la sociedad conforme a sus costumbres y formas de vida y que son altamente vulnerables a cualquier patógeno externo.
En Perú el COVID-19 está presente oficialmente desde el 6 de marzo, cuando se confirmó el primer caso, y desde entonces los contagios han aumentado de manera exponencial, por lo que se decretó el aislamiento para frenar la propagación y evitar el colapso del sistema de salud.
EFE
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