La excongresista colombiana Aída Merlano está cumpliendo su reclusión en Caracas en una especie de ‘celda de oro’ dentro de El Helicoide, una de las sedes del Sebin en Caracas, según fuentes conocedoras de su situación consultadas por El Tiempo.
Merlano estaría ompartiendo lugar de reclusión con Yeico Manuel Vargas Silvera, el hombre con el que la detuvieron en Maracaibo, estado Zulia, el 27 de enero. Una especie de celda conyugal con todos los lujos.
Esta sería tan solo una de las varias irregularidades que hacen de la suya una reclusión más que atípica en Venezuela.
A la ex congresista se le está dando un trato privilegiado que empezó con la inusual audiencia realizada el jueves, en la que en un tribunal, y con la presencia de medios de comunicación nacionales e internacionales, pidió la protección del régimen de Nicolás Maduro por considerar que su vida está en peligro en Colombia.
Allí mismo lanzó gravísimas acusaciones contra el gobierno del presidente Iván Duque, las casas políticas de los Char y los Gerlein. Además, dijo tener pruebas relacionadas con algunos de los más sonados casos de corrupción en el país.
Y, por supuesto, habló sobre su condena a 15 años de prisión en Colombia, su cinematográfica fuga y las elecciones locales viciadas por la compra de votos.
Las fuentes revelaron desde Caracas que la pareja estaría alojada en la segunda mejor celda del reclusorio, que hasta hace poco ocupó el polémico abogado José Parra Saluzzo.
Parra Saluzzo es integrante de la supuesta red de extorsión de la ex fiscal general venezolana, Luisa Ortega Díaz, hoy exiliada en Colombia, y primo del diputado expulsado de la oposición Luis Parra.
Este había equipado bien la celda. Aire acondicionado, horno microondas, televisión con Directv, un estante para su ropa y un espejo, lujos que muy pocos prisioneros en ese país pueden darse.
La celda de Merlano, además, cuenta con baño privado. Y mientras Parra Saluzzo paga ahora su castigo en una pequeña celda de dos por tres metros, en otro espacio donde habría perdido todos sus privilegios, son la ex congresista y su compañero quienes disfrutan de los beneficios.
Una invitada
“Más que una presa, parece una invitada”, comentó a EL Tiempo, una fuente que conoció de cerca las condiciones de su reclusión.
La celda habría sido acomodada ligeramente antes de la llegada de Merlano. Mientras estuvo en la otra sede del Sebin en Caracas después de haber sido trasladada de Maracaibo, el espacio habría sido pintado y renovado.
Y mientras otras personas recluidas deben hacer la limpieza de sus celdas, Merlano y Vargas no lo hacen. Las tareas de limpiezas están encargadas al personal del Sebin.
Merlano solo habría interactuado con otras mujeres recluidas en el lugar, pero no le tienen permitido mezclarse con los presos políticos. Ni siquiera en el gimnasio que, según se supo, usa en soledad.
Entre otras prerrogativas, a Merlano se le permitiría comer ‘a la carta’. La comida se la compran en restaurantes de Caracas, donde suele pedir la carne casi cruda, según la fuente.
El jueves, cuando salió al Palacio de Justicia para su ‘audiencia especial’ curiosamente televisada, Merlano impregnó el lugar con olor a perfume.
Entre los funcionarios se rumoreaba que su hija, Aída Victoria, habría estado allí antes, aunque hay quienes aseguran que la joven ya partió hacia Colombia.
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