Los organizadores del festival Burning Man presentaron el pasado 13 de diciembre una demanda ante el Tribunal de Distrito de Columbia (EE.UU.) en contra de la Oficina de Administración de Tierras (BLM por sus siglas en inglés) para recuperar millones de dólares en tarifas excesivas que, según esgrimen, les cobraron durante los últimos siete años del festival contracultural que se celebra anualmente en el desierto de Nevada, informa el diario Reno Gazette Journal.
Desde 2012, los costos para obtener el permiso han aumentado considerablemente, pasando de 1 millón de dólares a casi 3, a pesar que la cantidad de la población para el evento solo ha aumentado en, aproximadamente, un 4 %.
En este sentido, Migan Miller, portavoz de Burning Man, dijo al diario que los organizadores se cansaron de esperar que la entidad federal justifique los 3 millones de dólares que cobra por el permiso para la realización del evento en la ‘ciudad’ temporal de Black Rock, construida únicamente para albergar a las 80.000 personas que se congregan allí durante la semana que dura el festival.
Durante los últimos cuatro años, la ciudad ha presentado seis apelaciones para protestar por estos costos «excesivos e injustificados», que no recibieron ninguna respuesta por parte del BLM.
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