Los rebeldes hutíes de Yemen, que tienen el apoyo de Irán, aseguraron este domingo haber lanzado misiles contra Riad, capital de la vecina Arabia Saudita, y amenazaron al reino saudita con nuevos ataques, mientras los combates en la guerra civil se intensifican.
Los combatientes hutíes incrementaron sus operaciones contra el reino, en tanto la coalición militar liderada por Arabia Saudita bombardeó posiciones insurgentes en el norte de Yemen, con el objetivo de atajar la ofensiva de los rebeldes en Marib (norte), último bastión del gobierno.
Años de guerra han llevado a Yemen al borde de la hambruna.
En la madrugada del domingo, Arabia Saudita dijo haber interceptado un misil balístico hutí dirigido contra Riad, según la agencia de prensa oficial SPA.
«La operación fue llevada a cabo con misiles balísticos y 15 drones (…) contra objetivos sensibles de la capital enemiga, Riad» aseguró el portavoz de los hutíes yemeníes, Yahya al Saree, según la cadena de televisión rebelde Al Masirah.
«Nuestras operaciones proseguirán (…) mientras continúe la agresión y el asedio a nuestro país», agregó.
Fragmentos del misil dañaron al menos una casa, pero no se tiene constancia de víctimas, según la televisión pública Al Ekhbariya.
Corresponsales de la AFP y habitantes de Riad oyeron varias explosiones fuertes.
Por otro lado, la coalición liderada por los sauditas afirmó haber interceptado seis drones lanzados por los hutíes contra el sur del país, en las ciudades de Jamis Mushait y Jizan.
El portavoz de los insurgentes también reivindicó esos ataques el domingo y advirtió a los habitantes de la zona que «se aparten de todas las instalaciones y aeropuertos militares».
Reino Unido condenó «los últimos ataques con misiles y drones de los hutíes contra Arabia Saudita y en Marib», tuiteó el domingo el responsable de la diplomacia británica Dominic Raab.
«Ponen en peligro vidas inocentes y muestran que los dirigentes no son serios respecto a la paz y aún menos respecto a la protección del pueblo yemení», añadió.
– Conferencia de donantes –
Tras una reducción de los combates durante meses, los rebeldes reanudaron la ofensiva contra Marib, a 120 km al este de Saná, la capital, el pasado 8 de febrero. Quieren apoderarse de esa provincia petrolera, último bastión progubernamental.
Al menos 110 personas perdieron la vida en esa batalla entre el viernes y el sábado, según fuentes gubernamentales.
En tanto, al oeste del país, en la ciudad de Hodeida -controlada por los rebeldes- cinco civiles murieron este domingo cuando un obús impactó en su vivienda. Ambos bandos se acusaron de ese ataque, que mató a un niño.
Naciones Unidas advirtió el mes pasado que miles de civiles yemeníes corrían peligro en la provincia de Hodeida, después de que estallaran los enfrentamientos entre hutíes y fuerzas progubernamentales al sur de la ciudad costera.
Pese a que en un primer momento se pensaba que la nueva política estadounidense en Yemen, de la mano de la administración de Joe Biden, podría calmar la situación el país, la violencia no deja de aumentar.
El nuevo presidente estadounidense decidió poner fin a su apoyo a Riad en esta guerra y sacar a los hutíes de la lista de «organizaciones terroristas», según él, con el objetivo de no obstaculizar el abastecimiento de ayuda humanitaria en los territorios que controlan los insurgentes.
Pero el conflicto, que se alarga desde 2014, no tiene visos de solucionarse y ha dejado ya decenas de miles de muertos y millones de desplazados.
El lunes se celebra una conferencia de donantes organizada por la ONU, que intentará recaudar 3.850 millones de dólares (3.190 millones de euros) para ayudar a la población yemení.
El director del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Yemen, Auke Lootsma, advirtió el domingo que este país puede convertirse en un «Estado inviable» y «muy difícil de reconstruir», en una entrevista para la AFP.
AFP
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