El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito a vencer las elecciones presidenciales brasileñas del 2 de octubre, afirmó este viernes que el atentado sufrido por la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, enciende una alerta ante el avance de la violencia política en Brasil.
EFE
«El buen sentido indica que tenemos que estar alertas con lo que puede ocurrir en Brasil porque, por lo que vemos en la prensa, todos los días hay insinuaciones. Y quien insinúa puede cumplir lo que promete», aseguró el líder progresista en una rueda de prensa al referirse a la actual polarización en las elecciones presidenciales brasileñas.
Las amenazas y los temores por el acaloramiento en el debate electoral en Brasil obligaron a las autoridades policiales a reforzar la seguridad de los candidatos y al Tribunal Superior Electoral a prohibir que personas armadas se acerquen a los lugares de votación el día de los comicios.
A exactamente un mes de las elecciones más polarizadas en la historia de Brasil, el país está dividido entre los seguidores del líder progresista y candidato por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y los del actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha brasileña y que aspira a ser reelegido.
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Pese a que el exdirigente sindical lidera las encuestas desde hace varias semanas y se mantiene como el máximo favorito, con cerca del 44% de la intención de voto, Bolsonaro, con cerca del 32 %, viene reduciendo la ventaja, hasta el punto que ya quedó en duda si Lula podrá vencer sin necesidad de una segunda vuelta.
Hasta la semana pasada todas las encuestas indicaban que el candidato izquierdista obtendría más de la mitad de los votos válidos el 2 de octubre, lo que le garantizaría ser elegido sin necesidad de segunda vuelta, pero los últimos sondeos indican que los brasileños tendrán que volver a las urnas el 30 de octubre.
Lula alertó que, pese a que la población brasileña había aprendido la importancia de la paz, la democracia y la tolerancia tras el fin de la dictadura (1964-1985), en los últimos años el país ha registrado una escalada de la violencia política y de la radicalización.
«Todos los días escucho noticias de personas que fueron ofendidas en la calle, en un restaurante, de personas que son provocadas. Incluso en los mítines políticos hay personas que solo acuden para provocar a los otros. Eso no ocurría antes», se quejó.
Agregó que siempre se caracterizó por convivir de forma civilizada con sus adversarios políticos, pero que Bolsonaro no sabe gobernar sin pelear. «Él necesita encontrar un enemigo para echarle la culpa de lo que no consigue hacer», dijo.
«Él no está habituado a escuchar a ningún segmento de la sociedad y va a terminar su mandato sin nunca haberse reunido con sindicalistas, con indígenas, con organizaciones de mujeres. Él no se reúne con nadie. Tan solo con sus seguidores para propagar falsas noticias», agregó.
Lula, un antiguo aliado de la vicepresidenta argentina, fue uno de los primeros en condenar el atentado sufrido por la expresidenta del país vecino, que atribuyó a un ataque fascista.
«Esta violencia y odio político que viene siendo estimulado por algunos es una amenaza a la democracia en nuestra región. Los demócratas del mundo no tolerarán cualquier tipo de violencia en las divergencias políticas», afirmó en un mensaje en sus redes sociales.
Fernández fue atacada en la noche del jueves, cuando regresaba a su casa y era esperada por decenas de militantes kirchneristas.
La Policía Federal detuvo a un hombre de nacionalidad brasileña que se acercó a la expresidenta, le apuntó con un arma y engatilló dos veces.
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