Las autoridades iraníes anunciaron que restringirán el acceso a Internet hasta que se restablezca la calma en las calles, mientras las protestas por la muerte de una joven bajo custodia de la policía moral sacuden a la república Islámica.
Miles de iraníes han salido a las calles desde la semana pasada para protestar por la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, quien fue detenida en Teherán y llevada a un «centro de reeducación», aparentemente por no usar su hiyab correctamente.
Desde el viernes, se llevaron adelante manifestaciones en al menos 40 ciudades de todo el país, incluida la capital, Teherán. Los manifestantes exigen el fin de la violencia y la discriminación contra las mujeres, así como el fin de la obligatoriedad del uso del hiyab.
Según los informes, decenas de manifestantes han muerto en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
CNN no pudo verificar de forma independiente el número de muertos (una cifra precisa es imposible de confirmar para cualquier persona ajena al gobierno iraní), mientras que los grupos de oposición, las organizaciones internacionales de derechos humanos y los periodistas locales han dado estimaciones diferentes. Amnistía Internacional informó el viernes que al menos 30 personas murieron, incluidos cuatro menores. Los medios estatales de radiodifusión de la República Islámica de Irán, por su parte, afirmaron que 35 personas murieron.
Décadas de represión
Las autoridades esperan que las restricciones a internet colaboren con la contención de las protestas, que constituyen la última de una ola que se extendió por Irán en los últimos años. Comenzaron con el movimiento Verde en 2009 ante el cuestionamiento de los resultados electorales y, más recientemente, siguieron con las protestas de 2019 provocadas por un aumento en los precios del combustible. Se cree que cientos de personas murieron en la violenta represión hace tres años y otras miles resultaron heridas, según estimaciones publicadas por la ONU y grupos de derechos humanos.
Pero las protestas de este año son diferentes: en su alcance, escala y en la naturaleza feminista sin precedentes. La movilización también atraviesa a distintas capas socioeconómicas. Una joven generación de iraníes se levanta en las calles contra décadas de represión, posiblemente más audaces que nunca.
Las manifestaciones se han extendido a decenas de ciudades iraníes, desde la región kurda del noroeste hasta Teherán, e incluso a ciudades tradicionalmente más conservadoras como Mashhad.
Si bien fueron provocadas por la muerte de Amini, los llamados iniciales a la rendición de cuentas se han convertido en demandas de más derechos y mayores libertades, especialmente para las mujeres, quienes desde la Revolución Islámica de 1979 han enfrentado discriminación y severas restricciones a sus derechos.
Los llamados a un cambio de régimen también crecen. En todo el país los manifestantes cantan por la «muerte al dictador», en referencia al líder supremo, mientras derriban retratos del ayatolá Alí Jamenei. El viernes por la noche circularon imágenes tomadas en el lugar de nacimiento de Jamenei, la ciudad de Mashhad, donde los manifestantes prendieron fuego a la estatua de un hombre considerado uno de los símbolos de la Revolución Islámica. Se trata de una escena que era impensable en el pasado.
Todo sucede en momentos en los que el liderazgo de la línea dura iraní se encuentra bajo una presión creciente, entre las conversaciones para revivir el estancado acuerdo nuclear de 2015 y el estado de la economía bajo las sanciones de Estados Unidos. Mientras tanto, los iraníes comunes y corrientes luchan contra los crecientes niveles de inflación.
Si bien estas protestas son el mayor cuestionamiento que ha tenido el gobierno en años, los analistas creen que es probable que sean contenidas con estrategias de mano dura ya utilizadas en el pasado. Hay señales de que se avecina una represión brutal, junto a restricciones a internet en un nivel no visto desde 2019. El gobierno también podría movilizar a sus partidarios en mitines masivos después de las oraciones del viernes; mientras sus funcionarios acusan a los manifestantes de alborotadores y agentes extranjeros, y hacen duras advertencias sobre el despliegue del ejército y el poderoso Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní.
Hablando con la emisora estatal IRIB el viernes, el ministro de Comunicaciones de Irán, Ahmad Vahidi, dijo: «Hasta que terminen los disturbios, Internet tendrá limitaciones. Para evitar la organización de disturbios a través de las redes sociales, estamos obligados a limitar Internet».
Los comentarios de Vahidi se produjeron después de que videos en las redes sociales mostraran escenas de desafío público a la autoridad, con mujeres quitándose y quemando sus velos y manifestantes cantando consignas como «mujeres, vida, libertad».
La medida para restringir aún más Internet se anunció tras un llamado de las Naciones Unidas para que se realice una investigación independiente sobre la muerte de Amini y para que las fuerzas de seguridad de Irán se abstengan de usar «fuerza desproporcionada» contra los manifestantes.
La indignación por la muerte de Amini está vinculada a la desconfianza del público sobre el relato de los funcionarios estatales, quienes afirman que murió después de sufrir un «ataque al corazón» que la hizo entrar en coma. Pero la familia de Amini ha dicho que no tenía una afección cardíaca preexistente.
La muerte de Amini se convirtió en un símbolo de la opresión violenta que las mujeres han enfrentado en Irán durante décadas, y su nombre se ha extendido por todo el mundo. Los líderes mundiales la nombraron incluso en la Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York esta semana.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo el jueves que los expertos de la ONU condenaron enérgicamente el uso de la violencia física contra las mujeres en Irán por parte de las autoridades estatales.
«Las autoridades iraníes dijeron que (Amini) murió de un ataque al corazón y afirmaron que su muerte fue por causas naturales. Sin embargo, algunos informes sugirieron que la muerte de Amini fue el resultado de supuestas torturas y malos tratos», indicó un comunicado.
“Hacemos un llamado a las autoridades iraníes para que lleven a cabo una investigación independiente, imparcial y rápida sobre la muerte de Amini, hagan públicos los resultados de la investigación y responsabilicen a todos los perpetradores”, agregó.
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