El joven chino parecía perdido y exhausto cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos lo dejaron en una estación de tránsito. Deng Guangsen, de 28 años, había pasado los últimos dos meses viajando hacia San Diego desde la provincia de Guangdong, en el sur de China, a través de siete países en avión, autobús y a pie, e incluso atravesó la peligrosa selva del Darién en Panamá.
“No siento nada”, dijo Deng en el estacionamiento de San Diego, insistiendo en usar el inglés entrecortado que aprendió de las películas de la saga “Harry Potter”. “No tengo hermano ni hermana. No tengo a nadie”.
Deng forma parte de una importante afluencia de migración china a Estados Unidos en una ruta relativamente nueva y peligrosa, la cual se ha vuelto cada vez más popular con la ayuda de las redes sociales. Los chinos fueron la cuarta nacionalidad más representada —después de los venezolanos, ecuatorianos y haitianos— en cruzar el Tapón del Darién durante los primeros nueve meses de este año, según las autoridades migratorias panameñas.
Los solicitantes de asilo chinos que hablaron con The Associated Press, así como los observadores, dicen que tratan de escapar de un ambiente político cada vez más represivo y de perspectivas económicas sombrías.
Reflejan también una presencia más amplia de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México —asiáticos, sudamericanos y africanos— que convirtieron a septiembre en el segundo mes con más cruces ilegales y al año fiscal 2023 del gobierno de Estados Unidos en el segundo con más cruces registrados en la historia.
La pandemia y las políticas de China contra el COVID-19, que incluían controles fronterizos estrictos, detuvieron temporalmente el éxodo, que aumentó drásticamente en 2018 cuando el presidente Xi Jinping enmendó la Constitución para eliminar el límite del mandato presidencial. Ahora la emigración se ha reanudado, en un momento en que la economía china enfrenta dificultades para recuperarse y el desempleo juvenil es elevado. Las Naciones Unidas han proyectado que China perderá 310.000 habitantes debido a la emigración este año, en comparación con 120.000 en 2012.
Se le ha llegado a conocer como “runxue”, o el estudio de la huida. El término comenzó como una forma de eludir la censura, y utiliza un carácter chino cuya pronunciación se escribe igual que la palabra inglesa “run” (“corre”), pero que significa “humedecer”. Ahora es un meme de internet.
“Esta ola de emigración refleja desesperación hacia China”, dijo Cai Xia, editora en jefe del sitio de comentarios en línea Yibao y exprofesora de la Escuela Central del Partido Comunista, en Beijing.
“Han perdido la esperanza en el futuro del país”, dijo Cai, quien ahora vive en Estados Unidos. “Entre ellos hay educados y no educados, trabajadores administrativos, así como propietarios de pequeñas empresas y personas de familias acomodadas”.
Quienes no pueden obtener una visa encuentran otras maneras de huir del país más poblado del mundo. Muchos se presentan en la frontera entre Estados Unidos y México para solicitar asilo. La Patrulla Fronteriza realizó 22.187 arrestos de chinos por cruzar ilegalmente la frontera desde México de enero a septiembre, casi 13 veces más que el mismo período en 2022.
Las detenciones de chinos alcanzaron un máximo de 4.010 en septiembre —un 70% más que en agosto—, convirtiéndose en la novena nacionalidad más detectada en la frontera de Estados Unidos y la más alta fuera de México, Centroamérica y Sudamérica. La gran mayoría eran adultos solteros.
La ruta popular hacia Estados Unidos es a través de Ecuador, que no exige visa para los ciudadanos chinos. Los migrantes de China se unen a los latinoamericanos allí para viajar hacia el norte a través de la alguna vez impenetrable selva del Darién, y a lo largo de varios países centroamericanos y México, antes de llegar a la frontera estadounidense. El viaje es tan bien conocido que tiene su propio nombre en chino: “zouxian”, o “camina por la ruta”.
El número mensual de migrantes chinos que cruzan el Tapón del Darién ha ido aumentando gradualmente: de 913 en enero a 2.588 en septiembre. Durante los primeros nueve meses de este año, las autoridades migratorias panameñas registraron 15.567 ciudadanos chinos que cruzaron el Darién. En comparación, 2.005 chinos atravesaron la selva tropical en 2022, y sólo 376 en total entre 2010 y 2021.
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