El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev y el gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, se reúnen este jueves en La Habana para repasar el estado de los vínculos entre los dos países, un encuentro tras el cual está prevista la firma de acuerdos bilaterales y contratos comerciales.
Medvédev llegó esta mañana para una visita oficial de dos días a la isla y fue recibido en el aeropuerto de La Habana por el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez.
Antes del viaje, el Gobierno ruso adelantó que en la reunión entre los mandatarios se abordaría la cooperación bilateral en los ámbitos del comercio, la economía, la inversión, la energía, el transporte, la cultura y la interacción humanitaria, entre otros.
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La agenda del gobernante ruso para esta jornada comenzó con una ofrenda floral ante el monumento al prócer independentista José Martí en la Plaza de la Revolución, un protocolo que cumplen tradicionalmente todos los visitantes de alto nivel.
Cuando finalicen las conversaciones oficiales, Medvédev y Díaz-Canel presidirán la firma de acuerdos y contratos de los que aún no se conoce el contenido, si bien el Gobierno ruso adelantó en septiembre que ambos países firmarían pronto una estrategia para la cooperación económica y comercial.
El jefe del Gobierno ruso también visitará el jueves el icónico Capitolio de La Habana, en cuya restauración ha colaborado su país con el envío de especialistas y la donación del oro empleado para recubrir tanto la cúpula del edificio como la enorme estatua de La República que se levanta en su vestíbulo principal.
Este es el tercer viaje de Medvédev a ese país, donde ya estuvo en 2008 como presidente y en 2013 con el mismo cargo que ocupa ahora.
La visita se produce en un momento de especial tensión entre Cuba y Estados Unidos, que en los últimos meses ha impuesto a La Habana nuevas sanciones que han impactado con dureza en la ya apurada economía de la isla, bajo embargo de Washington desde hace más de medio siglo.
Cuba está inmersa desde hace unas semanas en una grave crisis de abastecimiento de combustible que ha obligado a aplicar medidas de ahorro en el sector estatal, incluidas restricciones en el transporte y la industria.
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El Ejecutivo cubano culpa a EEUU de este escenario por dificultar la llegada de petroleros a la isla en represalia por su apoyo al Gobierno del venezolano Nicolás Maduro.
Moscú se ha solidarizado reiteradamente con Cuba ante el aumento de la presión por parte de la Administración de Donald Trump y hace un año el presidente ruso, Vladímir Putin, prometió a Díaz-Canel respaldar el desarrollo económico cubano.
Los dos países esperan cerrar 2019 con un saldo comercial de unos 500 millones de dólares, un intercambio en ascenso en los últimos años pero aún muy lejos de las ingentes ayudas que durante décadas envió a La Habana la hoy extinta Unión Soviética.
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