Agentes de la Guardia Nacional mexicana han chocado la tarde de este jueves en contra de un grupo de migrantes de la más reciente caravana, que marchaba hacia el municipio de Tapachula, en el sureño Estado de Chiapas. El grupo, de varios cientos de personas, había burlado a las autoridades mexicanas para cruzar la frontera esta madrugada. Lo hizo por un paso poco habitual, el puente internacional de mercancías que une las ciudades de Hidalgo, en México y Tecún Umán, en Guatemala. El puente está algo más al norte de paso peatonal habitual.
En imágenes tomadas por reporteros se observa que los agentes conforman un muro humano que avanza con escudo y tolete para encontrarse con los migrantes, quienes los aguardan hasta que los guardias hacen contacto y comienzan a empujarlos. Después han salido corriendo. En un vídeo tomado por Alberto Pradilla, periodista de Animal Político, se ve a un guardia nacional con un objeto en la mano, riendo y gritando: «¡Ahh, aquí tengo el gas!».
La caravana migrante salió de San Pedro Sula, en Honduras, el miércoles de la semana pasada. Cientos de vecinos de San Pedro y otras ciudades se juntaron en la terminal de autobuses para emprender la marcha. La caravana se dividió desde el principio, tomando varias rutas. Un millar llegó días después a la frontera de El Ceibo, límite entre Guatemala y el estado mexicano de Tabasco. Otro grupo, este más numeroso, llegó a Tecún Umán, también el sábado.
Las autoridades mexicanas desactivaron al grupo de El Ceibo entre el sábado y el domingo. La gran mayoría de los migrantes pasaron por la garita fronteriza. Según el Gobierno, una parte del grupo accedió a regresar de manera «voluntaria y asistida» a Honduras. Otra pidió asilo y otra espera acceder a un puesto de trabajo en el sur de México. Algunos decidieron pasar a México por la montaña, pero las camionetas del Instituto Nacional de Migración, INAMI, recorrieron incansablemente la carretera para detenerlos.
En Tecún Umán la situación fue distinta. Una parte del grupo accedió a pasar por la garita fronteriza y aceptar alguna de las opciones que ofrecía el Gobierno mexicano. Pero otro grupo, de más de 1.000 personas, decidió esperar. Querían cruzar México y llegar a Estados Unidos. El lunes intentaron pasar a Hidalgo por debajo del puente, vadear el río Suchiate y seguir su marcha al norte. Pero el Gobierno desplegó a la Guardia Nacional y evitó el cruce. Migrantes y agentes de la corporación chocaron en el río, se tiraron piedras y se dieron patadas.
El grupo de migrantes se replegó de vuelta en Tecún Umán y no lo había vuelto a intentar hasta hoy. Esta madrugada, los migrantes dejaron atrás Hidalgo y avanzaron unos kilómetros hacia Tapachula, pero la Guardia Nacional los ha interceptado más adelante.
Las críticas entonces y ahora por el actuar de la guardia han sido numerosas. Porfirio Muñoz Ledo, histórico líder izquierdista y diputado del partido gubernamental, Morena, dijo del choque del lunes que «la salvaje agresión cometida por la Guardia Nacional contra refugiados hondureños y la aprehensión de más de 400 es una violación de la Constitución». El legislador intentó tomar la palabra este miércoles en la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados para criticar la postura del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador frente a la caravana. Sus propios compañeros de la bancada le negaron el turno de palabra.
También se ha referido a lo ocurrido estos días en la frontera la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Criticada por su silencio hasta ahora, la oficina de la ombudsperson divulgó un comunicado en que «condenaba todo acto de violencia contra la integridad de las personas migrantes». La CNDH ha añadido: «hacemos un llamado a todas las autoridades, especialmente de la Guardia Nacional, así como de Seguridad Pública Federal, Estatal y Municipal, para prevenir y evitar hechos violatorios de derechos humanos de difícil o imposible reparación en contra de las personas migrantes».
En referencia a lo ocurrido estos días y lo que podrá pasar en el futuro con la migración en la región, Giovanni Lepri, representante adjunto de ACNUR en México, explica que «hay un número elevado de personas que están llegando a las fronteras de México que necesitan protección internacional. Esto», añade, «no va a cambiar en el corto o mediano plazo. Sobre todo el flujo de Centroamérica, pero también de otros países, como Venezuela. Es fundamental que México mantenga una política migratoria sensible a este asunto. Al final son personas que huyen de violencia».
Con información de EL PAÍS
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