El portal National Review, informó que China estaría socavando la política exterior de Estados Unidos en América Latina al comprar petróleo de Venezuela, lo que supone una clara violación de las sanciones de Estados Unidos, pues las acciones de China comprometen los esfuerzos de Estados Unidos para lograr una transición democrática en Venezuela.
Según los documentos de PDVSA, y los datos facilitados por el proveedor de datos financieros de Londres Refinitiv Eikon, China compró tres cuartas partes de todas las exportaciones de petróleo venezolano.
Como resultado, la exportación de petróleo de Venezuela aumentó a 700.000 barriles por día en febrero, su nivel más alto en un año, duplicando sus exportaciones a partir de junio de 2020.
Dado que la compra de petróleo de Venezuela está prohibida por el Departamento del Tesoro de los EE. UU., China no compró el petróleo a través de su industria petrolera estatal, China Petroleum Corp.
En cambio, las transacciones se realizaron a través de una serie de empresas chinas que no tienen antecedentes en el comercio de petróleo, estas empresas generalmente se denominan «clientes fantasmas», ya que sirven como intermediarios para hacer negocios con una empresa autorizada.
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