El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, encabeza el recuento electoral en Israel, un proceso que avanza lentamente, con poco más del 28 % de los votos escrutados -unos 1,2 millones- varias horas después del fin de los comicios del martes.
EFE
Según los datos del Comité Electoral Central, y a la espera de un escrutinio más amplio para sacar conclusiones claras, el partido Likud de Netanyahu es la primera fuerza con casi el 25 % de sufragios.
La formación que le sigue es el partido centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, con el 11,6 % de votos. La tercera y cuarta fuerza son los partidos judíos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, con el 8,4 % y el 7,6 % respectivamente.
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Detrás están el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, de Avigdor Liberman, con el 6 % de los votos; el ultranacionalista Yamina, de Naftali Benet, con el 5,8 %; y el centrista Azul y Blanco, de Beny Gantz, con casi la misma cifra.
Les siguen el Partido Sionista Religioso, de corte racista y anti-árabe, con 5,6 % de las papeletas; la Lista Unida árabe con el 5,5 % y el Partido Laborista, con el 5,22 %. La formación derechista Nueva Esperanza, de Guideón Saar, recaba en torno al 4,3 % de apoyos, y el izquierdista Meretz el 3,8 %.
El partido islamista árabe Raam, al que los sondeos a pie de urna no daban representación, supera por ahora el umbral del 3,25 % con un 3,8 % de los votos.
La participación en estos comicios fue del 67,2 %, menor que el 71 % de las últimas elecciones, en marzo de 2020, y el registro más bajo desde 2013, lo que ilustra la fatiga electoral de un electorado que ha acudido cuatro veces a las urnas en los últimos dos años.
Ante la aritmética actual, los porcentajes de voto darían una ligera ventaja a Netanyahu, que se aparecería mejor posicionado que la oposición para alcanzar una mayoría de 61 escaños en un Parlamento de 120 para formar Gobierno.
Para llegar a esa cifra no le alcanzaría solo con el apoyo de sus socios, los ultraortodoxos y el Partido Sionista Religioso, sino que debería obtener también el respaldo de Yamina, que se perfila como actor clave que podría decantar la balanza a su favor, algo que hasta ahora no dejó claro.
Horas después del cierre de las urnas, Netanyahu aseguró que es «necesario formar un Gobierno estable en Israel» para evitar unos quintos comicios y acabar con el largo bloqueo político del país.
En esta ocasión, el recuento electoral es más lento debido al aumento de los llamados votos de «doble sobre», que esta vez no solo proceden de embajadas, bases militares, cárceles u hospitales, sino también de los votantes en cuarentena o infectados con la COVID-19.
Ante ello, se prevé que el resultado final de los comicios se retrase y probablemente no esté hasta el viernes.
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