El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, descartó el martes ordenar un alto el fuego «unilateral» en Líbano alegando que este no impediría un reagrupamiento en la frontera de los milicianos islamistas de Hezbolá, que amenazó con ataques en «todo» el territorio israelí.
AFP
En un discurso, el número dos de Hezbolá, Naim Qasem, afirmó el martes que «la solución» para poner fin a la guerra en Líbano es «un alto el fuego», y aseguró que su movimiento no será «derrotado» por el ejército israelí.
«Ya que el enemigo israelí apuntó contra todo Líbano, tenemos derecho, desde una posición defensiva, a apuntar contra cualquier lugar» de Israel, «ya sea el centro, el norte o el sur», señaló Qasem.
Benjamin Netanyahu dijo oponerse a un «alto el fuego unilateral, que no cambia[ría] la situación de seguridad en Líbano» y que «no impediría a Hezbolá rearmarse y reagruparse» en el sur del país, durante una conversación telefónica con el presidente francés, Emmanuel Macron.
El movimiento proiraní indicó este martes que disparó misiles contra «tres topadoras y un tanque» del ejército israelí, que resultaron incendiados, cerca de una aldea del sur de Líbano.
También afirmó que lanzó cohetes contra varias regiones del norte de Israel, incluyendo Haifa y Safed, y que derribó dos drones israelíes.
Las autoridades libanesas reportaron el martes por la noche nueve muertos en bombardeos israelíes en varios pueblos del sur del país y otros cinco en una localidad del este.
Después de casi un año de enfrentamientos armados con Hezbolá en la frontera israelí-libanesa y después de debilitar a Hamás en la Franja de Gaza, a mediados de septiembre el ejército israelí puso el foco de la guerra en Líbano, donde ha intensificado sus ataques contra los bastiones del movimiento chiita.
El objetivo es alejar a Hezbolá de las regiones fronterizas y poner fin al lanzamiento de cohetes para que puedan regresar a sus casas los cerca de 60.000 israelíes desplazados.
Para ello, el 23 de septiembre emprendió una intensa campaña de bombardeos aéreos contra feudos del movimiento proiraní, y el 30, una ofensiva terrestre en el sur del país.
Las autoridades libanesas anunciaron el martes que los bombardeos del lunes causaron 41 muertos. Desde el 23 de septiembre, al menos 1.356 personas han muerto en Líbano, según un recuento a partir de cifras oficiales.
La ONU ha reportado casi 700.000 desplazados.
– Combatientes de Hezbolá capturados –
El ejército israelí bombardeó el martes la región de Becá (este), donde dejó inoperativo un hospital en la ciudad de Baalbeck, así como el sur del país, según la agencia oficial de noticias libanesa ANI.
Horas después, anunció la captura de tres combatientes de Hezbolá en el sur de Líbano.
Tras los recientes bombardeos contra los bastiones de Hezbolá en el sur y el este de Líbano, así como en la periferia sur de Beirut, Estados Unidos aumentó la presión sobre Israel, asegurando que se «opone» a la campaña de bombardeos de las últimas semanas en la capital libanesa.
Por su parte, la ONU reclamó que se investigue un bombardeo israelí ocurrido el lunes en la aldea cristiana de Aito, en el norte de Líbano, que dejó que dejó 22 muertos, incluyendo 12 mujeres y dos niños, según la ONU.
Al tiempo que continúan su guerra contra Hezbolá en Líbano y contra Hamás en la Franja de Gaza, los israelíes siguen preparando una respuesta al ataque con misiles de Irán del 1 de octubre.
Netanyahu afirmó este martes que su país decidirá en solitario, en función de su «interés nacional», cuáles serán los objetivos de un eventual ataque contra Irán, después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, lo instara a no apuntar contra sitios petroleros ni nucleares.
– «Emergencia permanente» –
En Gaza, escenario de una guerra desencadenada por el ataque de combatientes de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, las tropas israelíes llevan a cabo una ofensiva en el norte del territorio, sobre todo en Jabaliya, donde, aseguran, el movimiento islamista intenta reconstituir sus fuerzas.
Un periodista de la AFP vio este martes a adultos y niños dejando su barrio cargando sus pertenencias en autos y carros tirados por burros, en bici o a pie.
«Toda la zona fue reducida a cenizas», contó Rana Abdel Majid, de 38 años y oriunda de Al Faluya, cerca de Jabaliya.
Ante esta situación, Washington advirtió a Israel que podría retener parte de la asistencia a su aliado dado que la ayuda humanitaria en el territorio palestino sigue sin mejorar.
«Hay cambios que necesitan hacerse para que vuelvan a aumentar la asistencia en Gaza desde niveles muy, muy bajos como lo están actualmente», declaró el portavoz del departamento de Estado, que habló de un plazo de 30 días.
Por su parte, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió el martes que la población gazatí enfrenta las peores restricciones que limitan la ayuda humanitaria desde hace un año.
El director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos, Antoine Renard, alertó que hay una «situación de emergencia permanente».
El ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023 mató a 1.206 personas en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento basado en cifras oficiales israelíes y que incluye los rehenes que murieron en cautiverio en Gaza.
Al menos 42.344 palestinos han muerto, en su mayoría civiles, en la ofensiva de represalia israelí en Gaza, según datos del Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás, considerados fiables por la ONU.
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