El confinamiento, como afirman distintos ensayos, perjudica a las personas de menor edad. ¿Por qué? Desde bebés recién nacidos, hasta los que transitan sus primeros años de vida y los que se inician en la etapa escolar, deben comprender, obligadamente, el momento que a la humanidad le tocó vivir. Pero claro, no es sencillo hacerles entender que una situación extraordinaria se apoderó de la vida de miles de millones de personas. Usos, costumbres y tradiciones…. Lo habitual dejó de serlo, y hay normas estrictas que deben cumplirse para evitar la expansión de un virus que está haciendo estragos en todo el mundo.
Pero, ¿cuál es el efecto a largo plazo de la pandemia en los más chicos? “Es difícil estimar el efecto a largo plazo porque aún estamos atravesando lo que se considera una crisis prolongada”, indica la doctora Silvia Bentolila (MN 59.647 – MP 49.677), médica psiquiatra y sanitarista, integrante del equipo regional de respuestas frente a emergencias sanitarias OPS/OMS (Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud).
“El cuidado de la salud mental es considerado en la actualidad una prioridad para la ONU. Desde antes de la pandemia, la depresión era una de las primeras causas de padecimiento en el mundo. Este es un momento de enfocarnos en la prevención, porque las acciones que hagamos para gestionar el impacto pueden realmente modificar el resultado”, aseguró.
“La pandemia a nivel mundial reviste las características de lo que se denomina un desastre, desencadena una situación que por su magnitud crea una interrupción en el funcionamiento de una sociedad a partir de una desproporción entre los medios necesarios para superarla y los disponibles en la comunidad afectada. Para abordar la situación y reducir su impacto en el largo plazo se requiere de una gestión integral que incluya múltiples dimensiones inseparables como la psicosocial, económica, cultural, de salud y comunicativa, entre otras”.
Por su parte, el licenciado en psicología y psicoterapeuta Miguel Espeche (MN 10.199), dice que “no sabemos bien el efecto a largo plazo que pueda tener la pandemia, porque mucho va a tener que ver no solamente con lo que pasó durante, o lo que está pasando en la actualidad durante esta cuarentena y el proceso 2020, sino con lo que se haga a posteriori. Cómo será la escolaridad, la reorganización de las instituciones y los circuitos que fueron desorganizados por la cuarentena, la pandemia, las distintas actitudes y situaciones que vivieron las personas en este año. Hay diversos grupos sociales que han vivido de formas distintas la situación de cuarentena y han pagado distintos precios”.
Ambos profesionales coinciden que los jóvenes serán los mas afectados. La doctora Bentolila, remarca: “La población adolescente es uno de los grupos etarios que podría resultar más afectado, porque es una edad en la cual la relación entre pares es fundamental, así como lograr autonomía y un espacio independiente de sus padres, lo que se ha visto claramente dificultado por la necesidad de mantener las medidas de distanciamiento sanitario”.
Es muy importante mantener rutinas saludables con los niños y adolescentes, recuperar la escolaridad y los espacios de socialización. En general se ha observado que espejan la preocupación de sus padres, y que tienen miedo por lo que pueda pasarles a ellos o a sus abuelos. Extrañan a sus compañeros, docentes y a la familia en general. Pero es difícil universalizar, porque por ejemplo, en nuestro país existen situaciones muy disímiles.
En el mismo sentido, Miguel Espeche plantea la diferencia de las familias de los distintos estratos sociales, ya que las familias más disfuncionales se han herido mucho más con esta situación_ “Las otras que tenían más resto emocional no han sufrido tanto. Lo mismo pasa con los colegios en donde se pudo implementar un sistema eficaz de enseñanza vía Zoom o Meet, y aquellos que, por ejemplo, no han podido organizar nada y la población quedó marginada. Creo que habrá bastante diferencia en cuanto al rango socioeconómico de las personas que lo hayan vivido, no como un destino absoluto, pero sí proporcionalmente las personas que hayan tenido un abandono mayor y un golpe más grande en la parte escolar, y por supuesto, económica y laboralmente”.
“Van a tener más elementos a revertir en el futuro”, advirtió, “pero ahí también se pondrá en juego la resiliencia de las personas y de los grupos para poder salir adelante. Es verdad que los niños y los jóvenes son muy afectados. Pero quiero aclarar que el hecho que sean afectados no quiere decir que hayan recibido un estigma insoluble. Es decir, hay muchos chicos que van a aprender que la vida es difícil y van a tener que poner garra y corazón para revertir la situación”.
La tristeza, el aburrimiento, la falta de motivación son factores comunes en todos ellos, pero, ¿es posible revertir estos efectos ocasionados por la pandemia? “Es posible que aumenten la ansiedad, la angustia, y las alteraciones del sueño, aunque recalco, podemos intervenir ahora para poder transitar la situación y llegar al final del camino de esta crisis en las mejores condiciones. Esto no significa de ninguna manera minimizar el impacto de una de las mayores crisis humanitarias que hemos atravesado en las últimas décadas”, manifiesta Bentolila. “Es un momento para fomentar la solidaridad, el apoyo mutuo, acompañarnos, compartir los recursos , tanto emocionales como materiales. Comprender que quizás hacer el esfuerzo de cuidarnos, de tolerar la frustración de no hacer algunas cosas que nos gustan mucho, como reunirnos en grupos grandes, es una gran forma de cuidar a la sociedad toda, y cuando esto termine, hasta poder sentirnos orgullosos de haber sido parte de la solución y no del problema”.
Los establecimientos educativos han sido fundamentales en el transcurso de la pandemia del coronavirus en todo el mundo. Cada continente adoptó las medidas que creía necesarias, algunas más laxas y otras con restricciones más duras. Es por ello que el licenciado Espeche, coordinador general del programa de salud mental barrial del Hospital Pirovano, señala en cuanto a las escuelas, que “mucha gente habrá quedado triste, deprimida, malherida económicamente y con muchos sueños truncados. El territorio afectivo es muy importante. Sostener vínculos solidarios entre la familia o con personas en situaciones similares siempre ha sido útil”.
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