Los vecinos de Dinant (sur de Bélgica) estuvieron este domingo limpiando los destrozos que han dejado en coches, en garages y en la calzada las tormentas que ayer volvieron a caer en diversas regiones de Bélgica, causando algunas inundaciones, aunque sin dejar víctimas, como sí ocurrió con las lluvias torrenciales de la semana pasada.
EFE
Las inundaciones no eran ya perceptibles, pero esta mañana los ciudadanos del pueblo continuaban achicando agua de las casas y retirando con remolcadoras y palas los destrozos en el pavimento levantado que ayer provocó en algunas de las calles el desbordamiento de un embalse.
«Estaba mirando vídeos en internet y de repente en menos de un minuto toda la calle estaba inundada», explicó a EFE Alain, un joven que aseguró que estuvo trabajando «toda la noche para ayudar a los ciudadanos», porque «hay que ser solidario», dijo.
El Instituto Real de Meteorología belga emitió el viernes una alerta naranja por nuevas tormentas, más localizadas que las de la semana pasada, pero avisando de la posibilidad de nuevos desbordamientos.
«He tenido 30-35 centímetros (de agua) en mi casa. No ha sido en todas las casa pero mira aquí están limpiando los garajes», dijo en declaraciones a EFE Martine, una mujer que hoy llevaba desde las nueve de la mañana arreglando los destrozos.
«No es la primera vez que tenemos una tormenta, aunque esta ha sido especialmente violenta, pero sí que ha desplazado a los coches, ha arrancado alguna parte del pavimento», continuó Martine.
No obstante, reconoció que la situación «podría haber sido peor».
El torrente rompió los cristales de uno de los coches aparcados en la calzada y el aspecto hoy era el de escombros acumulados aun a los lados de las vías.
Algunas de las calles seguían cortadas hoy al tráfico para ayudar a las labores de limpieza, aunque la situación en el centro de Dinant era de normalidad, con gente en las terrazas.
Las lluvias de ayer por la tarde dejaron también inundaciones y destrozos en otras localidades de Bélgica, como la ciudad de Namur o la región del Brabante Valón, ambas también al sur del país.
Sin embargo, las tormentas no afectaron esta vez las zonas que se vieron fuertemente afectadas por las inundaciones del jueves y el viernes de la semana anterior, que impactaron sobre todo en la provincia de Lieja y la ciudad de Verviers (sureste de Bélgica).
Aun así, las autoridades de estas localidades -que siguen aun recomponiendo los daños- optaron ayer por extremar las medidas de precaución, ante el aviso de posibles tormentas.
Hervé Jamar, el gobernador de Lieja convocó ayer una reunión de crisis y puso en alerta a los servicios de protección civil, a los bomberos y al ejército, en caso de que hubiesen tenido que actuar.
Mientras que el ayuntamiento de Verviers habilitó un centro deportivo en caso de que los vecinos hubiesen querido refugiarse.
El instituto meteorológico belga avisó de la posibilidad de nuevas tormentas hasta el próximo miércoles, aunque hoy rebajó la alerta de nivel naranja a amarillo.
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