Al menos ocho niños de una comunidad indígena de Argentina murieron por desnutrición en enero de este año, principalmente debido a la contaminación del agua, la pobreza y las condiciones sanitarias en el extremo norte del país.
Ropa sucia sobre la tierra, agua contaminada con desechos, niños jugando descalzos en el barro y hogares improvisados con tela y madera son algunas de las imágenes que rodean a la comunidad wichi, asentada en el norte de la provincia de Salta.
“Ahora están empezando muchas enfermedades. Hay algunas embarazadas que se mueren, hay niños que se mueren, los mayores también y nosotros no sabemos qué es lo que pasa”, dijo a Reuters Liliana Ciriaco, una mujer wichi de 45 años.
El país se encuentra sumido en una crisis económica desde el 2018, que se profundizó a mediados del 2019 por el alto endeudamiento y las elecciones presidenciales que desembocaron en un cambio de gobierno.
La inflación fue de un 53,8% interanual el año pasado y la pobreza alcanzaba al 35,4% de la población en el primer semestre de 2019, por lo que los expertos estiman que ahora es aun más alta.
El principal factor de contaminación que provoca la desnutrición de la comunidad wichi es el agua que beben. El agua proviene de napas de poca profundidad bajo tierra y no pasa por un proceso correcto de potabilización.
“El lugar donde acceden como fuente de agua tiene altos estándares de salinización o de, incluso, productos químicos que han sido utilizados antes para la agricultura, y hacen que tengan muchísimas enfermedades gastrointestinales, diarrea, desnutrición y sobre todo, deshidratación”, explicó a Reuters Diego Tipping, presidente de la Cruz Roja en Argentina.
El hospital de Tartagal, la ciudad más cercana a la comunidad, se encuentra colmado de niños de la comunidad wichi internados por desnutrición o diferentes patologías, producto del agua contaminada.
“Desnutrición es la patología base, pero han sufrido diarreas, han sufrido fiebre, que fue lo que los descompensó a los chicos, y a veces, el tema de que no llegan a tiempo al hospital hace mucho más complicada la recuperación”, dijo a Reuters Juan López, responsable del Hospital de Tartagal.
No solo la desnutrición afecta a la comunidad wichi, que cuenta con uno de los índices más altos de mortalidad infantil en el país. El déficit educativo, cultural, sanitario y de transporte también afecta el desarrollo de las familias indígenas.
“La situación es un desastre en todos los índices (…) no hay buenas noticias. Ahora, ¿qué hay que hacer? ¿Qué se puede hacer? Aquí hace falta un plan de largo plazo, no un plan cortoplacista que es lo que constantemente sucede”, expresó Alejandro Deane, presidente de la Fundación Siwok, que se dedica, entre otras cosas, a mejorar el acceso al agua de las comunidades indígenas del norte argentino.
En enero, el gobernador de la provincia de Salta declaró la emergencia sociosanitaria y prometió trabajar junto al gobierno nacional para resolver el problema del agua contaminada en la provincia.
“Estamos haciendo asistencia alimentaria y asistencia en salud. Hay equipos de ambos ministerios (provincial y federal) trabajando en la provincia”, dijo a Reuters un portavoz del Ministerio de Salud, cuyas autoridades se renovaron en diciembre con el cambio de gobierno.
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