Su trabajo fue catalogado como esencial, ya que en muchos casos están a cargo del cuidado de personas menores y mayores. Se estableció que podían cumplir la cuarentena con goce de sueldo y se les asignaron ayudas sociales.
Pero como la mayoría de las trabajadoras domésticas trabaja de manera informal, es habitual que no se respeten sus derechos o que enfrenten el riesgo de ser despedidas sin ninguna prestación, lo que las convierte en uno de los segmentos más vulnerables en medio de la crítica situación que está padeciendo el trabajo a nivel global.
Así lo advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su informe «El Covid-19 y el trabajo doméstico en Argentina«, en el que analizó el impacto en 1,4 millones de trabajadoras que necesitan una mayor institucionalidad y formalización para mejorar sus condiciones laborales, sobre todo ahora que, entre muchas otras tareas, son contratadas para cuidar a personas en los hogares.
El #COVID19 y el #TrabajoDoméstico en Argentina 🇦🇷
📣Nuevo informe de la OIT lo señala como uno de los sectores más afectados
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— OIT Argentina (@OITArgentina) April 21, 2020
«Ellas están en la trinchera de la pandemia. Su rol es fundamental para preservar la salud de las familias y las comunidades. Pero son, también, uno de los grupos más afectados por la crisis del coronavirus», asegura el organismo.
Un sector esencial, vulnerable y feminizado
En el documento se explica que las trabajadoras domésticas representan en Argentina el 5,6 % del empleo, el 17,4 % de las mujeres ocupadas y el 22 % de las asalariadas, pero tres de cada cuatro no están registradas como empleadas formales y, por lo tanto, no acceden a derechos laborales ni a la protección social. Esto implica que carecen de seguro e indemnización por desempleo, cobertura por riesgos en el trabajo, licencias por enfermedad y la inscripción a prestaciones sanitarias sindicalizadas, conocidas en Argentina como «obras sociales», que cubran su atención médica en caso de que la necesiten.
«Estas cifras muestran la relevancia de esta ocupación para el empleo femenino, así como la feminización del sector: prácticamente la totalidad de quienes desarrollan esta actividad son mujeres», dijo en un comunicado Elva López Mourelo, especialista en mercados de trabajo inclusivos de la OIT Argentina y autora del informe.
Con frecuencia, agregó, se trata de mujeres jefas de hogares monoparentales, con presencia de niñas y niños, y con un amplio número de integrantes. Además, la mayoría tiene entre 35 y 54 años y, a pesar de que el 44 % son jefas de hogar, sus salarios son en general más bajos que el promedio del país.
«El trabajo doméstico es una salida laboral para muchas mujeres que se incorporan al mercado de trabajo en una edad avanzada, después de un largo periodo sin realizar actividades remuneradas. Independientemente de la tarea que realicen, todas las trabajadoras domésticas enfrentan el riesgo de perder su empleo ante las dificultades de sus empleadores para pagar sus salarios», explicó.
De acuerdo con el informe, más de siete de cada 10 trabajadoras domésticas en Argentina realizan tareas generales como limpieza, lavado, planchado, mantenimiento y cocina, entre otras.
En muchos casos, en especial quienes trabajan por horas, pueden ver incumplido su derecho a permanecer en su domicilio con goce de sueldo durante la cuarentena obligatoria. A su vez, una de cada cuatro realiza tareas de asistencia y cuidado de personas, declarada actividad esencial. En estos casos, es probable que se vean obligadas a realizar un mayor número de horas ante el cierre de escuelas y otros espacios de cuidado.
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